viernes, 3 de septiembre de 2010

SATELITE Y NO VISION

SATELITE Y NO VISION
AUTOR: INES MUÑOZ AGUIRRE
Caracas, 30 de agosto de 1989.



PERSONAJES

ANA: Joven de veinte años aproximadamente.
LUIS: Joven rebelde. Diez y nueve años.
RAFAEL: Hombre de mediana edad.
TONY: Aproximadamente de treinta años. Elegante. Desenvuelto.
CARMEN: Mujer de mediana edad. Esposa de Rafael.
PERUCHO: Muchacho extrovertido. Diez y siete años aproximadamente.
CACO: Muchacho del barrio. Amigo de Luis. De su misma edad.
ROSALIA: Joven. Entre veinticinco y treinta años. Desenvuelta. Vestida maquillada con exageración y mal gusto.
EDUARDO: Bien parecido pero de ademanes torpes. es el mayor de los hermanos, debe tener veinticinco años.
NICOLAS: Cincuentón, vecino y padrino de todos los muchachos. Con un poco de barriga. Da la sensación de bonachón.
REQUENA: También cerca de los cincuenta años. Tiene dinero pero muy poca clase.
GABRIELA: Esposa de Requena. De treinta y dos años. Elegante. Con aire de pretensión.
RICARDO: Fotógrafo. Trabaja para Requena.


DISPOSITIVO ESCENICO.
Una casa humilde con muebles viejos. La pintura de las paredes desconchada, sin ningún tipo de armonía en los colores.
Ana limpia los muebles con un pequeño pañito. Se escucha la radio a todo volumen. Su voz de vez en cuando sobresale, tarareando la canción. Luis entra con una caja de herramientas en las manos. Se dirige directamente al radio y le baja el volumen. Ana gira violentamente.


ANA: ¿Qué haces?
LUIS: ¿Estás sorda?
ANA: ¡Ese no es tu problema!
LUIS: Si lo es, porque me duelen los oídos con ese volumen.
ANA: Bueno está bien, apágalo si quieres. Pero deja ya el fastidio.
LUIS: (Contento se dirige a la radio y la apaga) ¡Por fin!
ANA: ¿Y qué pasó, ya terminaron?
LUIS: (Metiendo la caja bajo un mueble). Claro que si.
ANA: Tardaron mucho.
LUIS: (Sentándose cómodamente). No chica, eso es normal. ¿Qué quieres?. una semana no es nada para todo lo que había que hacer.
ANA: ¡Quítate de esa silla, que no la he limpiado todavía!
LUIS: Tu si fastidias (Cambiándose de silla). Espero que ésta ya esté limpia.
RAFAEL: (Entrando se limpia las manos con un pañuelo). Estoy contento, que bien se ve.
LUIS: Todos los vecinos deben estar muriéndose de envidia.
ANA: ¿Y Eduardo, dónde está?
LUIS: ¿Dónde?, ¿Donde?. ¡En el techo!. ¿Dónde va a estar?
RAFAEL: Está dándole los últimos toques.
ANA: ¿Y todavía le falta?
RAFAEL: Detallitos. Detallitos.
TONY: (Entra elegantemente vestido). Ya casi no falta nada. Eduardo está revisando los remaches y la pintura de la base.
RAFAEL: Ese Eduardo y su perfeccionismo
TONY: (Acercándose a Ana le pasa un brazo sobre los hombros) Bueno mi amor, yo me voy.
ANA: ¿Pero por qué?.. Yo creía que te ibas a quedar con nosotros.
RAFAEL: ¿Y bueno Tony , cómo es eso?. Después de toda la ayuda que nos has dado. No te puedes ir ahora.
TONY: Es que tengo algo urgente que hacer, pero tienes razón yo regreso más tarde. (Se separa de Ana)
LUIS: (Los ve de vez en cuando mientras se come las uñas)
ANA: ¿Seguro?
TONY: Claro que si. Si te estoy diciendo que regreso es porque lo haré.
RAFAEL: Eso espero. Porque esta es una ocasión que queremos compartir con usted. Sin su ayuda no hubiéramos podido hacer nada.
TONY: Pero si yo no hice mucho.
RAFAEL: ¿Cómo que no hizo nada?. Este es el mejor consejo que alguien nos podía dar de como invertir nuestra platica.
LUIS: (Mirando hacia el techo da golpecitos de fastidio sobre la silla)
ANA: (Se acerca a Tony tomándole la mano). Es verdad mi amor. ¿Qué iban a hacer Eduardo y papá con esa plata, sin comprar nada que valiera la pena.
TONY: La suerte es que conocí a esa gente y que me hicieron el favor de darme un buen precio. Usted sabe Don Rafael que lo importante en los negocios son los contactos, y yo soy un hombre de negocios. De aquí en adelante le espera otro futuro, tanto a usted como a sus hijos.
RAFAEL: (Se acerca dándole unas cuantas palmadas en la espalda) Gracias muchacho, muchas gracias. Tu sabes que esta es tu casa. Ahora voy a ver que está haciendo mi mujer que ni se siente (Sale en dirección al interior de la casa. Ana le hace señas disimuladas a Luis de que se vaya. Este se levanta con desgano)
LUIS: Voy a ver un momentico a Eduardo.
TONY: (Acercándose a Ana). Bueno mi amor, me voy. Me encanta que toda tu familia esté tan contenta.
ANA: Si, a mi también. Pero, ¿de verdad vas a volver?
TONY: Por supuesto que si, ahora, de aquí en adelante siempre juntos. Si había algo de mi que no les gustaba mucho, estoy seguro que ya no es así. Ahora podré venir a verte con más frecuencia, pero tienes que comprender que de vez en cuando tengo reuniones y problemitas de negocios que solucionar, que como es natural me complican un poco el tiempo.
ANA: Si mi amor.
TONY: (Besándola). Hasta luego.
ANA: (Lo acompaña hasta la puerta). Chao.
RAFAEL: (Entrando). ¿Qué pasó, ya se fue Tony?
ANA: Si papá.
LUIS: (Apresurado) ¡Por fin se fue ese estúpido!
ANA: Cállate.
LUIS: Yo no se que es lo que se cree.
RAFAEL: Yo no entiendo hijo que es lo que te pasa con Tony.
LUIS: Ese tipo no me gusta. (Se acerca a Ana poniéndose muy cerca de ella). ¡No me gusta!
ANA: Es mi novio.
LUIS: ¡Gran cosota!. (Gira violentamente hacia Rafael). Mira papá mejor terminamos de arreglar todo. Vamos sacando el televisor.
ANA: Toma la escoba que tiene recostada de la pared y comienza a barrer.
RAFAEL: ¿Ese televisor pequeñito?. ¡Estas loco!. A mi me da pena que mi jefe crea que no tengo otro televisor, así que mejor corre y pídele prestado el de mi compadre Nicolás.
ANA: ¿Y quién te dijo a ti que mi padrino tiene un televisor grande?
RAFAEL: ¿Cómo qué quién me lo dijo?. Yo. Yo. Yo mismo que lo vi.
ANA: ¿Y cómo mi padrino se iba a comprar...........
RAFAEL: ¡A pues muchacha!. Se lo compró.
LUIS: Mientras ustedes discuten yo mejor me voy corriendo a ver si me lo presta.
RAFAEL: Si mijo. Vaya, vaya.
LUIS: (Sale apresuradamente)
RAFAEL: ¡Luis!......¡Luis!
LUIS: (Entrando) ¿Dime?
RAFAEL: Lo invitas.
LUIS: Si claro. ¿Cómo voy a olvidar eso?. (Sale)
ANA: (Apoyada sobre el palo de la escoba). ¿Y cómo se lo compró?
RAFAEL: Aquella vez que pegó el cuadrito con seis.
ANA: Ay papá, si ese fue un mercado libre.
RAFAEL: Si. ¿Y qué?. Con lo que cobró pagó la cuota inicial, donde el japonés de allá abajo. El de la calle principal. Después fue pagando poco a poco. Cuando ya había pagado la mitad, el japonés se lo entregó.
ANA: Pero todavía estará pagando.
RAFAEL: Claro que si.
CARMEN: (Aparece en la puerta que da al interior de la casa con una olla en la mano) Ana. Ana...¿Qué haces allí hablando?. Va a llegar la gente y tu nada que terminas de limpiar.
ANA: ¡Caray!. Solamente estoy hablando un poquito con papá.
CARMEN: Claro. Después cuando llegue el viejo gruñón ese, vamos a ver si se acuerda que fue el, el que te distrajo del oficio.
RAFAEL: Un momento Carmencita. ¿Cuántas veces te voy a decir que no llames así al Dr. Requena?
CARMEN: Solamente a un loco como tu se le ocurre invitar a un tipo explotador como ese, a nuestra casa.
RAFAEL: ¿Y qué iba a hacer?. Cuando nos oyó hablar....
CARMEN: ¿A quien?
RAFAEL: Bueno, a Eduardito y a mi por teléfono. Me dijo: ¿y usted no me piensa invitar a compartir esa maravilla?
ANA: (Irónica). Y tu le dijiste, si jefecito. Claro jefecito. No faltaba más jefecito.
RAFAEL: No señor. Le dije: Bueno Doctor, cuando esté lista yo le aviso. Y eso fue lo que hice.
Se escucha la voz de Luis desde afuera.
LUIS: Papá...Papá. Ven a ayudarme, papá.
RAFAEL: Oye, que estos muchachos no pueden hacer nada solos. (Sale)
CARMEN: (Acercándose a Ana). ¿Y qué es lo que están haciendo ahora?
ANA: (Terminando de barrer). Nada, que le fueron a pedir el televisor prestado a mi padrino.
CARMEN: Lo que faltaba. Ahora vamos a tener que invitarlo también. Los pasapalitos no me van a alcanzar.
Rafael y Luis entran cargando el televisor que evidentemente pesa mucho.
RAFAEL: Carmen, Carmen....que donde comen dos comen tres. (Se detienen en medio de la sala haciendo esfuerzos por soportar el peso)
LUIS: ¿Dónde lo ponemos?
ANA: Corre hacia un extremo de la casa. Pónganlo en esta esquina. Papá, aquí se ve más elegante.
RAFAEL: Ah si, me parece bien. (Caminan un poco hacia donde les indica Ana. Se detienen de pronto)
LUIS: No. Allí no se puede.
RAFAEL: ¿Por qué?
LUIS: Tendríamos que voltear todos los muebles.
CARMEN: ¿Y dónde lo van a poner, en el piso?
RAFAEL: (Caminan de nuevo hacia el centro). ¡Claro!. No pensamos en ese. Ana, corre. Allá atrás en el patio hay un guacal. Tráelo.
Ana sale corriendo en dirección al patio. Carmen camina de un lado a otro, viendo donde puede quedar mejor.
RAFAEL: ¡Pero apúrate hija, que este televisor pesa mucho!
CARMEN: ¿Y en ésta esquina?
LUIS: No, allí no me gusta. Por esa ventana entra la luz del sol y le pega en la pantalla.
RAFAEL: Claro mujer, entonces no se ve bien.
ANA: (Entrando con un guacal todo roto y pintado de negro). Papá, pero poner el televisor en este guacal es muy feo. Está un poco roto y lleno de pintura.
RAFAEL: ¿Y entonces?
ANA: Mejor desocupo la mesa de noche y la traigo.
RAFAEL: Es verdad, pero apúrate pues.
CARMEN: (Se acerca y se coloca en medio de los dos, pasando la mano por encima del televisor). Luis, ¿Y ese televisor no es del compadre?
LUIS: Si. ¿por qué?
CARMEN: Entonces, mañana se lo tienes que devolver. ¿O no?
LUIS: Si, claro que si.
CARMEN: ¿Y qué es lo que tiene que ver el sol?
ANA: (Llega cargando la mesa de noche, la cual no está en mejores condiciones que el guacal). Aquí está. ¿dónde la pongo?
RAFAEL: (Señalando con un gesto de la cabeza). Allí en esa esquina, pero apúrate que ya no puedo más. Tanta discusión y se olvidaron que esa pared es la única con enchufe.
Ana coloca la mesa de noche. Se dirigen hacia ella y colocan encima el televisor.
RAFAEL: ¡Por fin!
LUIS: (Se retira un poco a verlo). Allí se ve bien. (Se acerca de nuevo a enchufarlo. Rafael se tira extenuado en una silla)
CARMEN: Yo me voy a la cocina. Creo, que es lo mejor que puedo hacer en este manicomio. (Sale)
LUIS: ¡Ahora si es verdad!
ANA: Déjenme terminar de recoger la basura (Vuelve a agarrar la escoba y la pala)
RAFAEL: Oye hijo, ¿y al televisor no se le hace ninguna conexión?
LUIS: (Se sienta y estira los brazos y las piernas). Claro que si, pero de eso se encarga Eduardo.
RAFAEL: Más vale que se apure, porque en un rato llega el jefe.
LUIS: (Mira su reloj). Es verdad, ya es tarde. (Se levanta y corre hacia la puerta desde donde grita). Eduardo....Eduardo.
VOZ DE EDUARDO: ¿Qué?
LUIS: Que te apures que es muy tarde. (Se regresa hacia Rafael). Oiga viejo, ¿y usted no se va a vestir?
RAFAEL: ¿Tu crees?.
ANA: Póngase la camisa blanca y la corbata negra.
RAFAEL: Ah, eso si es verdad que no. Toda la semana con la corbatica esa y hoy también.
ANA: Pero papá, es el jefe que viene.
RAFAEL: Que sea Papá Dios. Yo me quedo así.
PERUCHO: (Entra con varias cajas de cerveza en un cargador). Buenas. Buenas, con permiso. Yo viene a traer las cervecitas que pidieron.
Ana sale en dirección a la cocina llevándose la escoba y la pala con la basura.
RAFAEL: (Se acerca a Perucho) ¿Qué?
LUIS: Las cervecitas.
RAFAEL: ¿Cervecitas?. Pero muchachos, ustedes están locos. ¿Cervecitas para el jefe?. Guisky, guisky es lo que había que comprar.
PERUCHO: (Como pidiendo disculpas). Yo traje lo que pidieron a la bodega.
LUIS: Vete al fondo del patio Perucho y por favor mételas en los tambores.
PERUCHO: ¿Los tambores?
LUIS: Bueno, los pipotes, las latas, lo que quieras y como se llamen. Pero apúrate que no van a estar bien frías.
PERUCHO: Está bien. Está bien, pero como Don Rafael......
LUIS: Don Rafael nada. Apúrate.
PERUCHO: Voy corriendo. (Sale en dirección al patio)
LUIS: (Se acerca a Rafael y le pasa un brazo por los hombros). Oye viejo tu estás loco. Si nos quedamos sin plata. ¿Tu sabes cuánto cuesta una botella de guisky?
RAFAEL: Claro que lo se.
LUIS: ¿Entonces?. No entiendo. Toda la plata de esta quincena se tuvo que reunir para pagar la primera mensualidad.
RAFAEL: Ah bueno....es verdad. Está bien, pero......¿Y si el jefe no toma cerveza?
LUIS: Claro que toma. Dígame usted, ¿cual de esos viejos no lo hace?. La diferencia es que uno se la toma en la lata y ellos se la toman en un vaso. Y a veces, hasta le echan hielo.
RAFAEL: Bueno, está bien. Está bien. Pero con lo de la ropa no me van a convencer.
LUIS: Yo no dije nada de la ropa. Esa fue Ana. Pero no le haga caso pues.
PERUCHO: (Entra después de dejar las cervezas) Oye, y lo de ustedes como que es tremenda fiesta.
RAFAEL: No hombre, no. Lo que pasa es que viene el jefe y tu sabes, hay que atenderlo bien.
PERUCHO: Todo el barrio está intrigado, desde que empezaron a poner esa cosa en el techo, nadie se ha quitado de atrás de las ventanas.
LUIS: Ignorancia, pura ignorancia.
PERUCHO: Eso digo yo. ¿Cuál es el misterio?. Hasta el carnicero estaba diciendo que ustedes están locos.
RAFAEL: ¿Locos?. Ese lo que está es envidioso. Y si cree que lo voy a invitar a mi casa, está bien equivocado.
PERUCHO: Dígame cuando vean llegar a su jefe, porque me imagino que ese es un viejo de mucho dinero.
RAFAEL: Claro que lo es. Vieras el carro negro que tiene, grande y brillantico. Se le van a salir los ojos.
PERUCHO: ¿Y cómo van a hacer con ese carro, si la calle no llega hasta aquí?
LUIS: Oye papá, es verdad.
RAFAEL: Bueno, lo dejarán parado allí, donde empieza la escalera.
LUIS: Claro. Pero, ¿cómo van a saber que esta es la casa?
RAFAEL: Ay hijo ¿y quién no va a saber ahora que ésta es la casa?
LUIS: Bueno, eso es verdad.
RAFAEL: De todas formas como esta es la primera vez que viene, tu vas y lo esperas allá abajo.
LUIS: ¿Yo?
RAFAEL: ¡Ah no!. ¿Quieres que lo haga yo, verdad?
LUIS: Está bien pues. Está bien.
PERUCHO: Lo que soy yo me voy. Aquí está la cuenta Luis.
LUIS: ¿La cuenta?
PERUCHO: Si. El portu me dijo que no bajara sin la plata
LUIS: Pero si yo le dije que le pagaba el próximo mes.
PERUCHO: Yo no se nada de eso. El me dijo: "cobra y si no te pagan te traes las cervezas para atrás"
RAFAEL: ¿Para atrás?. ¿Pero cómo me va a hacer eso?
PERUCHO: ¿Entonces?
LUIS: Pero si el siempre nos fía. Hoy justamente que lo necesitamos no lo va a hacer.
PERUCHO: Es que el dice que la cuenta está muy grande y que ustedes nada que pagan.
RAFAEL: Ya va a saber ese portugués quien soy yo,
LUIS: No hombre, viejo. No vale la pena que se vaya a poner a pelear ahora. ¿Cuánto es lo de la cerveza, Perucho?
PERUCHO: Aquí está. (Le extiende la factura)
LUIS: (La mira asombrado). ¡¿Qué?. ¿Y a cómo está la cerveza?
PERUCHO: No me vas a venir ahora con que no sabes que subió.
RAFAEL: ¿Ves?. Mejor hubieras comprado la botellita de guisky.
PERUCHO: ¿Entonces?.
LUIS: Bueno, está bien, espérate un momento. (Sale en dirección al fondo. Rafael se sienta. Perucho camina de un lado a otro intranquilo)
RAFAEL: Lo que es ese portugués...................Es que ahora, si es verdad que soy capaz de no pagarle lo que le debo.
PERUCHO: Usted sabe Don Rafael, lo que soy yo no tengo culpa de nada. Yo solo hago lo que me ordenan. Es que después llego allá abajo sin nada y capaz que me pega.
(Luis entra con el dinero en la mano, seguido por Carmen y Ana)
LUIS: Aquí tienes Perucho. Solo pude reunir esto.
CARMEN: ( Se acerca a Rafael). Pero Rafael, ¿cómo es posible?
PERUCHO: (Cuenta el dinero) ¿Y lo demás?
LUIS: Ya te dije que no tengo.
ANA: Caray Perucho, tu como que no oyes.
PERUCHO: Claro que oigo, pero le estaba diciendo a Don Rafael que ese portugués es capaz de cualquier cosa si yo.........
ANA: (Dirigiéndose a Luis). Entonces, que se lleve una caja.
RAFAEL: (Se levanta sobresaltado) ¿Y después? y si el jefe quiere más y no alcanza.
CARMEN: Yo te lo dije Rafael.
EDUARDO: Ya está todo listo. (Entra emocionado. Se desconcierta al ver que todos están reunidos)
RAFAEL: (Disimulando). Ah, que bueno. Apúrate pues con lo que falta, justamente estamos aquí hablando de eso.
EDUARDO: (Dirigiéndose al televisor). Voy a conectar el control
LUIS: Claro.
RAFAEL: Si....Si, claro.
EDUARDO: (Se detiene y los observa). ¿Qué es lo que pasa?
LUIS: Bueno es que....
RAFAEL: ¡ Caramba hijo!....
PERUCHO: Lo que pasa es que faltan ciento sesenta bolívares para pagar las cervezas.
CARMEN: Cinco cajas.
ANA: Yo dije que devolvieran una.
RAFAEL: Pero hijo, lo que me preocupa es que si el jefe....
EDUARDO: Bueno, ya está. No se preocupen. (Se mete la mano en el bolsillo)
CARMEN: Eduardo...Eduardo. ¿Tu sabes cuánto han gastado?
EDUARDO: Ya está bien mamá. Me trae por favor un vaso de agua.
CARMEN: Si., pero...
EDUARDO: Mamá.
CARMEN: Está bien. Está bien. (Sale en dirección a la cocina)
EDUARDO: (Se acerca). Toma Perucho y muchas gracias.
PERUCHO: Hasta luego. (Se va)
RAFAEL: Mijo, me da mucha pena que..........
EDUARDO: No diga nada. Todos estamos en esto. ¿No es así?
RAFAEL: Eso si es verdad.
EDUARDO: Entonces a trabajar.
CARMEN: (Entrando) Aquí está el agua, Eduardo.
EDUARDO: ¡Que bueno!. (Se acerca a tomar el vaso) Me estoy muriendo de sed. (Toma y pone el vaso otra vez en el platico que sostiene Carmen)
RAFAEL: (Mira su reloj) ¡La hora que es. ¡Dios mío!. Corre Luis, vete a la escalera a esperar al jefe.
LUIS: ¿Así?
RAFAEL: Así mismito. Dale que va a llegar y se va a perder.
CARMEN: Yo me voy a la cocina. Todavía me falta colar el café. (Se va)
ANA: (Dirigiéndose a Eduardo que está colocándole el control al televisor). ¿Te gusta como está todo?
EDUARDO: ¿Todo qué?
ANA: El recibo. Los muebles. Todo limpiecito.
EDUARDO: Ah, claro que si.
ANA: ¿Y no te diste cuenta del televisor?
RAFAEL: Caray mija, será ciego.
EDUARDO: Ya lo sabía. Vi a Luis cuando salió de casa del padrino a punto de que se le cayera.
ANA: Papá, ¿y usted por fin, se va a vestir o no?.
RAFAEL: (Sentándose). No señor. Yo me quedo así. Además estoy muy cansado.
EDUARDO: Déjalo tranquilo, así está bien. El que está como un cochino soy yo.
ANA: Está bien. ¡Conchale!, ¿qué pasara con Tony que no ha regresado?
RAFAEL: Caray muchacha, ustedes dos deben estar bien enamorados de verdad, porque no pueden estar separados ni un momentico.
ANA: Ay papá, no fastidie ahora.
RAFAEL: Pero si no hace tanto que se fue.
CARMEN: (Entra sosteniendo una bandejita con unas tazas de café). Aquí tienen, recién colaito.
EDUARDO: Ya esto está listo.
CARMEN: (Se acerca a Eduardo). Tome mijo. Esto le va a caer muy bien.
EDUARDO: Deme acá, que eso de tomar café, ahora es un lujo.
(Carmen se dirige hacia Rafael)
RAFAEL: Yo no, que va. Después me pongo más nervioso de lo que ya estoy.
ANA: (Agarrando su taza). ¡Ni que viniera el Rey de Inglaterra.
Carmen agarra su taza, pone la bandeja en la mesa y se sienta a tomarse el café. En ese momento Luis que estaba parado en la puerta, habla.
LUIS: Eso mismo digo yo. ¿Cuánto tiempo voy a estar esperando allá abajo?
RAFAEL: (Sorprendido). ¿Y tu qué haces aquí?. Vete muchacho, vete.
LUIS: Ya no soporto a todo el barrio haciendo preguntas.
EDUARDO: Bueno, respondes.
LUIS: ¿Y qué voy a responder?. Yo no se nada de electrónica y mientras tanto ustedes aquí, muy tranquilos tomando café.
ANA: Porque no quieres, no sabes. Dile a Tony que te explique.
LUIS: Ja, ¿a ese mamarracho?
CARMEN: Bueno, Tony debe saber, porque el fue el que los convenció de meterse en toda esta locura.
ANA: No solo por eso mamá, Tony sabe lo que está haciendo.
LUIS: Pero el.........no y que no estaba metido directamente en el negocio.
ANA: Claro que no está metido.
CARMEN: Algo andará buscando que insistió tanto.
EDUARDO: Yo no decidí hacer todo esto por la insistencia de Tony, sino porque pienso que era algo importante para mi.
RAFAEL: Claro que si.
ANA: Lo que pasa es que cuando Tony supo que Eduardo y papá por fin iban a comprar esa cosa, se gastó una quincena en revistas.
RAFAEL: Lo que debía hacer es prestármelas a mi.
LUIS: Bueno, ya me cansé de oír hablar del tonto ese.
ANA: Luis, cállate.
LUIS: No me callo.
RAFAEL: Ya.......Ya.
LUIS: ¿Cuándo vamos a prender el televisor ese?
EDUARDO: Es verdad. Vamos a probar.
RAFAEL: (Levantándose enardecido). No señor, ahorita no. Cuando llegue el jefe.
LUIS: ¿Y si no viene?
RAFAEL: (Agarrándolo de un brazo). Claro que viene, así que te vas otra vez a la escalera.
LUIS: Está bien, está bien. Pero solo un radico.
RAFAEL: Lo necesario.
CARMEN: Vaya mijo, vaya.......
LUIS: (Saliendo). Ya se están pasando........caray.
EDUARDO: Yo me voy a dar un baño rapidito. Hay que estar preparado para este acontecimiento. (Sale por la puerta del fondo)
CARMEN: (Recoge las tazas y las va colocando en la bandeja). Yo no se mucho de estas cosas, no, pero mire que endeudarse así por nada. Yo no entiendo.
RAFAEL: ¿Cómo por nada, Carmen?. Es que a usted se le olvida que su hijo mayor va a ser un técnico. Si, un técnico en aparatos de esos. Entonces, tiene que estar al día.
CARMEN: Si, pero la cuenta del portugués crece y crece...........y ahora, con este gasto.
ANA: Ay mamá. Ya lo hecho, hecho está.
CARMEN: ¿Y si nos enfermamos?
RAFAEL: ¿Qué tiene eso que ver?
CARMEN: ¿Tu sabes lo que es que ese muchacho pidiera todo lo que tenía en el trabajo?. Ahora no tenemos nada.
RAFAEL: ¡ Carmen, por favor! Yo no voy a seguir escuchando sus lamentaciones. Bastante nervioso estoy ya, para seguir con esto.
NICOLAS: (Entra de pronto, eufórico. Observa todo a su alrededor). ¡Buenas!. ... ¡Buenas!...¿Cómo que soy el primer invitado en llegar?
ANA: Pase adelante padrino.....¡La bendición!
NICOLAS: (Haciendo una cruz en el aire con la mano derecha) ¡Dios me la bendiga y me la favorezca!
RAFAEL: (Se acerca a Nicolás y le da la mano). Gracias compadre......por lo del televisor.
NICOLAS: No es nada. No es nada. Pero espero que el mamotreto ese funcione. Yo no se que es lo que se hace con el, pero ahora me asoma a la ventana y no puedo ver nada.
CARMEN: ¿Y eso por qué compadre?
NICOLAS: ¿Pero cómo que por qué, comadre, es que acaso usted es ciega?
CARMEN: No compadre, perdone.
RAFAEL: (Dirigiéndose al otro extremo). ¡A caramba!. El problema es que ahora mismo Eduardo se está bañando, pero apenas salga del baño se lo digo, a ver que se puede hacer.
ANA: (Saliendo). Ya vengo padrino, le voy a buscar una cervecita.
CARMEN: A ver que se puede hacer, ¿de qué?
RAFAEL: Bueno, de mover un poco el aparato ese, porque le tapa toda la vista al compadre.
NICOLAS: (Sentándose). ¿Y usted cree qué eso sea posible?
RAFAEL: Claro que si. Así como la pusieron me imagino que la pueden quitar y mover un poco.
ANA: (Entrando con una cerveza en la mano). Aquí tiene padrino.
NICOLAS: Gracias mija, gracias.
CARMEN: Ana, ¿tu crees que pueden mover el aparato ese?
ANA: Papá por favor, pasaron una semana montándola y usted cree que se puede cambiar de un lado para otro, así como que si nada.
RAFAEL: Bueno, no se. Pero no me parece justo que encima de que el compadre nos presta su televisor, le vamos a echar también esa vaina.
ROSALIA: (Aparece en la puerta con actitud de primera actriz, sofisticada, lo cual la hace verse ridícula). Ay........ay........ay. Perdón.......perdón, me equivoqué. No era para acá que yo venía.
NICOLAS: (Parándose rápidamente de su silla se acerca a ella y la toma de la mano, obligándola a entrar un poco más). ¡Caray Rosalía, que sorpresa!
ROSALIA. (Sonrojada). ¿Cómo está Don Nicolás?
NICOLAS: Bien muchacha, bien¿ y tu?
ROSALIA (Los mira a todos tímidamente y detiene la mirada sobre Rafael) Ay aquí, apenada Don Rafael. (Se acerca a el rápidamente pero dando pasos cortos). Mire usted, yo salí de mi casa caminando rapidito, de repente se me olvidó para donde iba y entré aquí..........así...........como impulsada por una fuerza extraña.
ANA: (Rodeándola y con ironía). ¡Que casualidad!
CARMEN: (Se acerca y le pasa un brazo por detrás para dirigirla hacia una silla). Bueno mija, termina de pasar que no hay perros bravos.
ROSALIA: (Separándose en actitud de como quien se va). ¡Gracias doña Carmen, pero yo como que mejor me voy!. (Ve de reojo a Ana)
NICOLAS: (Se acerca rápidamente interfiriéndole el paso). De ninguna manera. Al contrario, a mi me encantaría que se equivocara usted más. Claro y que en lugar de entrar por la puerta de la derecha, entrara por la izquierda. Usted sabe, la de enfrente de esta casa pues..........
ROSALIA: Ay, que cosas se le ocurren Don Nicolás.
RAFAEL: (Dirigiéndose hacia la puerta del fondo). Déjeme buscarle un traguito para que celebre con nosotros.
ROSALIA: (Ya parada en el medio del recibo). ¿Y qué celebran?. Alguno de ustedes cumple años y también lo olvidé.
ANA: ¿Y vas a seguir haciéndote la tonta?
CARMEN: (Se acerca nuevamente y l toma una mano en actitud de protección). Tranquila muchacha, no le hagas caso a Ana. Ya sabes como es........
ANA: (Molesta). ¿Cómo soy?...........¿Cómo soy?
CARMEN: Ana........¡Por favor!.
ANA: Solo un tonto le puede creer el cuento ese de que estaba perdida. Lo que viene es a curiosear.
ROSALIA: (Se acerca a Ana). ¿A curiosear, qué?
NICOLAS: Hija.....hija, usted me va a perdonar. (Se dirige a Ana) pero si no me hubieran invitado, yo también me habría echado una perdida, porque tendría que ser anormal para no querer ver como funciona el aparatico ese.
ROSALIA: ¿Aparatico?. ¡Si, casi que cubre el techo de la casa de al lado!
ANA: ¿Vio?. Yo sabía.
NICOLAS: Bueno.............es un decir.
RAFAEL: (Entra con la cerveza en a mano y se dirige directamente a Rosalía). Aquí tienes..........Rosalía.
ROSALIA: (Toma la cerveza con una gran sonrisa). Gracias, ustedes son tan amables.
ANA: ¡Ajá!............¿Y no vas a preguntar nada?
ROSALIA: No..........no.......(Se dirige hacia una silla y se sienta. Todos la observan )....la verdad, a mi me gustaría.
RAFAEL: No diga más nada. Está invitada a quedarse con nosotros.
EDUARDO: (Entra aun con el pelo mojado y una cerveza en la mano) ¡Si que me cayó bien ese bañito!.........¡Caramba!.........cuanto gente.
RAFAEL: Así es hijo.............el compadre y Rosalía están aquí.
EDUARDO: (Se acerca a Rosalía y le tiende la mano) ¿Que tal Rosalía?.....No sabía que vendrías hoy....
ROSALIA: La verdad es que yo....
NICOLAS: No importa. Ya está aquí y seguro que a ti también te gusta. ¿No es así?
EDUARDO: Si. Claro.
CACO: (Entra corriendo). ¡Epa gente!. Ese platillo si que está lustroso.
RAFAEL: ¿Platillo?.......¿Qué platillo?
CACO: Bueno, el platillo volador que está en el techo. (Se dirige a todos). ¿Y qué esperan?. Yo creí que ya estarían todos frente al televisor.
ANA: No, es que estamos esperando visita.
CACO: (Se acerca a Ana). ¿Visita?....¿Esta noche?..¡Que fastidio!....¿Y entonces?.....(Se dirige a Eduardo). ¿Qué vamos a hacer?
CARMEN: Es el jefe e Rafael. El lo invitó.
CACO: ¡Caramba!......¡Que importante!
ROSALIA: ¿Su jefe?. .....¿El dueño de la compañía?
RAFAEL: Si........el mismo.
ROSALIA: (Se levanta rápidamente y se observa). ¿Y yo así?
ANA: (Se acerca a Rosalía). ¿Cómo así?
NICOLAS: (También se acerca). Si estás preciosa, Rosalita.
EDUARDO: (Se acerca, la toma de la mano y se la lleva al otro extremo). ¡Bueno, eso no tiene mucha importancia!
ANA: ¿Y que quiere ésta, ponerse un traje largo?
CARMEN: Bueno, ya está bien.
CACO: (Caminando de un lado a otro). ¿Cómo que no es importante que venga el jefe?. Claro que es importante, si lo atendemos bien a lo mejor hasta hay aumento de sueldo.
ANA: ¿Aumento?. Caray, eso si que sería un milagro.
EDUARDO: Oye papá. ¿Y ya no está tardando mucho?
RAFAEL: Creo que si hijo.
CARMEN: ¿Y si no viene?
RAFAEL: Claro que viene. El Dr. Requena es un hombre muy cumplido.
NICOLAS: (Se vuelve a sentar). Ya lo creo, ese es un hombre serio y si dijo que viene......viene y punto. No hay que desesperarse.
ROSALIA: Eso mismo digo yo.
ANA: (Dirigiéndose a Rosalía). ¿Y tu qué sabes?
CACO: Bueno, bueno. No se van a poner tristes ahora. ¿Ustedes saben todo el futuro qué tenemos por delante?.........Millonarios. Millonarios nos ponemos si queremos.
EDUARDO: (Se acerca rápidamente a Caco, haciéndole señas de que se calle). Caco......¡Caco!.....Cállate la boca.
ANA: (Se dirige a Caco). ¿Y a ti, quién te dio vela en este entierro?
CARMEN: ¿Cómo es eso, a qué te refieres Caco?.
CACO: Bueno vieja......a los planes. Eso, a los planes.
EDUARDO: Ya Caco. (Vuelve a hacerle señas para que se calle). ¿No te vas a tomar una cervecita?
CACO: ¡Claro que si!. Pero rápido antes de que llegue el jefe y se las vaya a tomar todas.
EDUARDO: ¿Y usted padrino, quiere otra?
NICOLAS: ¿Querer!. Bueno, querer, quiero. Pero no se si habrá suficientes.
RAFAEL: ¿Cómo es eso compadre?. ¿Es qué usted cree que lo vamos a invitar aquí, sin tener qué ofrecerle?
ROSALIA: A mi también me gustaría otra.
ANA: ¿Y Cómo no?. Aprovechemos que esto no es todos los días.
CACO: Entonces, vamos.
RAFAEL: (Agarra a Caco del brazo) No, no. Va Eduardo solo, porque tu te quedas aquí para explicarme como es eso del negocio.
EDUARDO: Pero papá, no es nada. Solo que Caco....
RAFAEL: Pero hay algo....¿O no?
CACO: (Insistente). Claro que hay.
CARMEN: Yo puedo ir por la bebida, mientras los muchachos te explican.
EDUARDO: No importa mamá. Yo voy.
NICOLAS: Ya me están intrigando a mi también.
CACO: ¿Y entonces?
EDUARDO: Está bien. Cuéntales. Total, ya abriste la bocota. (Se va)
ANA: Caco empieza de una vez, que ahorita llega el viejo ese y nos echa a perder el cuento.
CACO: Ya que insisten, muy bien. (Agarra a Ana y la lleva hasta una silla). Siéntate aquí Anita, y tu Rosalía (Se acerca a Rafael haciendo señas para que se siente. De inmediato se dirige a Nicolás quien se revela)
NICOLAS: A mi me dejas aquí, que estoy muy bien.
RAFAEL: Habla pues muchacho, habla.
CACO: (Colocándose en el medio del recibo, da vueltas). Muy bien, antes que nada tengo una pregunta que hacer.. Tu Rosalía, ¿a cuánto está el cine últimamente?
ROSALIA: A cuarenta bolívares.
CACO: Muy bien, a cuarenta bolívares. De acuerdo, ahora quiero que piensen en todo lo que hay que gastar para ir al cine, que si el autobús, la cotufita, etc.
CARMEN: Pero bueno Caco. ¿Y todo eso a qué viene?
CACO: ¿Cómo que a qué viene, doña Carmen ?. Muy simple. Ese televisor que está allí, nos permitirá ver ciento cuarenta canales de otros países.
ROSALIA: ¿Ciento cuarenta?
NICOLAS: (Se levanta violentamente). No, ese no. ¡Ese es mío !
RAFAEL: Compadre..
NICOLAS: Perdone compadre. Perdone. (Se vuelve a sentar)
CACO: Bueno, no me refiero a ese televisor en si, sino a cualquier aparato que tengamos instalado.
ANA: Está bien, está bien........pero sigue.
CACO: Perfecto. El estado ideal. Compramos una revista donde salga la programación.
CARMEN: ¿Cómo es eso?
CACO: ¡Ay doña Carmen!. Donde dicen los programas que van a pasar. ¿Entendió?
CARMEN: Si claro, pero continua pues.
CACO: Hacemos un avisito y lo pegamos allí en la puerta. ¡Diez bolos!. Diez bolos la entrada y cada uno trae su silla. Prendemos el televisor y adiós cine. ¡Adiós!. Sin gasto extra y nosotros con los bolsillos llenos.
ROSALIA: (Se levanta eufórica y aplaudiendo). Bravo...¡Bravo!. Me parece maravilloso.
ANA: A mi no. Ustedes lo que están es locos.
EDUARDO: ¿Locos?. ¿Pero por qué?. A mi me parece que está bien. (Se asoma y se retira rápidamente)
CARMEN: Sería una buena ayuda para la casa.
RAFAEL: ¿Y usted qué piensa compadre?
NICOLAS: Bueno, yo no se mucho de éstas cosas. Usted sabe como son los muchachos. Les encanta inventar.
RAFAEL: Si claro, claro.
EDUARDO: (Entra con una bandeja pequeña en la que trae varias latas de cerveza. Se acerca a cada uno) Como en un club, papá. Un club con mucha gente.
ANA: Eso es precisamente lo que no me gusta. ¿ Te imaginas uno llegar aquí y ésta casa siempre llena de gente?
CACO: ¿Y eso es lo que te molesta Anita?. Mientras más gente más reales.
ANA: Claro, la diferencia es que esta no es tu casa.
ROSALIA: Y pasan películas....bueno. ¿De esas?
CACO: Ay Rosalía, ya se por donde vamos. Claro que si, pasan de todo.
CARMEN: Ana, hija. Mientras se pueda uno se acomoda.
ANA: Mamá, usted siempre patrocinando todo lo que estos vagos inventan.
EDUARDO: ¿Vagos?. ¿Vagos?. ¿Dónde están los vagos?. Si precisamente lo que estamos buscando es producir y nos llaman vagos.
CACO: Yo mejor me voy.
RAFAEL: Caco no te vayas. No seas tonto.
CACO: Me llamó vago, don Rafael. Eso es un insulto. Yo se que el platillo no es mío. Es verdad, eso es verdad, pero yo soy el que va a trabajar de taquillero. El que cobra, pues. Usted sabe el trabajo que eso significa. Hasta habrá a quien tenga que darle sus cuantos golpecitos, para que no se me colee.
CARMEN: No le hagas caso a Ana, Caco. Tu sabes como es ella, pero no lo hace por mal.
CACO: Bueno y además yo se que no se dibujar muy bien. Claro que no, pero yo me voy a encargar también de hacer el avisito y pegarlo en la puerta.
ROSALIA: Que bueno, toda una organización.
NICOLAS: Oigan y no es por nada, pero yo estoy pensando aquí que puede ser un buen negocio. Pero, ¿cómo van a hacer con ese televisor pequeñito?, porque allí no se ve tan bien la imagen y entonces....
EDUARDO: Si, es verdad. Eso es un problema.
CACO: ¿Y si compramos uno?
ANA: Lo que faltaba. ¿Tu sabes cuánto está costando un televisor?
RAFAEL: Si es verdad, son muy caros.
CARMEN: No hijo. Eso si no. No se pueden meter en otro lío ahorita.
ROSALIA: ¡Conchale!. ¿Y entonces?
NICOLAS: Bueno, a lo mejor yo puedo tener la solución.
CACO: ¿Cómo?. ¿Cómo?. Hable Don Nicolás.
NICOLAS: Lo que se me ocurre. Es que........bueno...yo. Bueno, que yo me llevo para mi casa el televisor de ustedes y les dejo este.
EDUARDO: ¿Eso es verdad, padrino?
ROSALIA: (Se levanta y va corriendo hacia Nicolás). Usted merece un beso Don Nicolás. (Se lo da rápidamente en la mejilla)
NICOLAS: Gracias. Muchas gracias Rosalita. Pero es que además....
CARMEN: Compadre, pero eso a mi me da mucha pena.
RAFAEL: Carmen, Carmen.... Tu sabes como es el compadre, un hombre muy generoso, pues.
NICOLAS: Si, pero es que.....
CACO: Ah, no se nos vaya a echar para atrás ahora.
EDUARDO: ¿Qué es lo que pasa, padrino?
NICOLAS: Bueno. Yo no quiero ser aguafiestas ni nada por el estilo.....pero es que esto es un negocio. ¿No es así?
EDUARDO: Claro que si padrino.
CACO: ¿Y entonces?
NICOLAS: Ustedes saben.....es que bueno, me tendrían que pagar un alquiler.
CACO: ¿Un alquiler?. ¿Pero cómo?
NICOLAS: Por la diferencia de tamaño. Yo no les pido que me paguen ahora.
RAFAEL: Pero compadre.....
NICOLAS: Estoy hablando de que me paguen cuando empiecen a ganar dinero. ¿No dicen qué se van a hacer millonarios?
CACO: Si, si. Pero no todavía. Eso lleva tiempo.
NICOLAS: Entonces, para que nos entendamos mejor hablemos de una sociedad. Rafael pone el platillo, tu el trabajo y yo el televisor.
EDUARDO: No me parece mala idea, después de todo con ese televisor pequeño no podemos hacer nada. ¿Es o no es?.
RAFAEL: Claro que si. Después de todo el compadre siempre tiene la razón.
NICOLAS: Trato hecho. (Se acerca a Eduardo extendiéndole la mano).
EDUARDO: Trato hecho padrino.
ROSALIA: Yo también tengo una idea, doña Carmencita.
ANA: ¿Una idea?.
CARMEN: Dime hija. ¿De qué se trata?.
ROSALIA: Mientras los muchachos y don Nicolás hacen ese buen negocio, usted puede obtener otro.
ANA: ¿Obtener?. ¡Caramba!.
RAFAEL: Caray Rosalía, no me hagas reír. ¿Se imaginan a Carmen de negociante?.
CARMEN: ¿Y por qué no?. En este momento y después de esa compra que hicieron ustedes, hay que pensar en todo.
CACO: ¿De qué se trata Rosalía?.
ROSALIA: Muy simple. Doña Carmen puede hacer empanadas, jugos, arepitas dulces.........y se venden como pasapalos.
NICOLAS: Es muy buena idea.
ANA: Mamá........mamá...No se le vaya a ocurrir.......
EDUARDO: Pues sabrán que no me parece mala idea.
CACO: Claro que no, ponemos allí afuera una lista de precios y ya, el que quiera comer algo mientras ve televisión se para, y va a la cocina comprar.
CARMEN: Yo creo que podríamos probar.
RAFAEL: Yo también Carmencita.
ANA: ¿Probar?. ¿Probar?. Mamá ese es un trabajo de todo el día y con lo caro de la harina, el queso, la carne......¿Cuánto puede costar una empanada?.
NICOLAS: Bueno mija, para eso se sacan cuentas.....
CACO: Después de todo, entre la entrada que tienen que pagar, la empanada y el refresco te apuesto que no se gastan los cuarenta bolívares que les cuesta el cine.
EDUARDO: Claro que no. El negocio ideal para la época de crisis.
ROSALIA: ¿Se dan cuenta?. Yo sabía que les iba a gustar.
NICOLAS: Claro que si Rosalita. ¿Cómo se te pudo ocurrir, que no íbamos a tomar en cuenta tu valiosa opinión?.
ROSALIA: Gracias. Muchas gracias Don Nicolás.
LUIS: (Entra desganado). Papá.......
RAFAEL: ¿Llegó?.....¿Ya llegó?.
LUIS: (Se tira en una silla). No papá......al contrario, ese viejo nada que llega. Ya estoy fastidiando de estar allá abajo.
CARMEN: Te lo dije Rafael.
EDUARDO: ¡Ah no!.........Yo no voy a esperar más.
ANA: Y que raro que Tony tampoco llega.
RAFAEL: Pues si van a esperar un rato más.
LUIS: ¿Pero hasta cuando?. ¿Por qué no se va ahora Eduardo para la escalera, por qué tengo que ser yo nada más?.
EDUARDO: Ah no. Yo no voy. Yo tengo que estar preparado aquí para prender el televisor ese, cuando el viejo llegue.
ANA: .....Es que papá también inventa cada cosa.
RAFAEL: Vaya mijo......vaya. Solo un ratico más. Imagínese que llegara ahorita. ¡Que vergüenza!.......Además, ahora ya está muy oscuro, ¿ y como va a subir solo hasta aquí?.
LUIS: Bueno. Pero por lo menos me dan una cervecita para llevármela.
CARMEN: Deja que yo te la busco. (Se dirige hacia la cocina).
NICOLAS: ¿Y cómo es eso Luis, viven todo el día en la escalera y hoy te molestas?
LUIS: Pero es distinto padrino. Yo vivo sentado allá abajo porque quiero, pero hoy estoy obligado por eso es que me quiero venir. No puedo seguir allá. ¿se da cuenta?. Es un problema de libertad.
RAFAEL: ¿De libertad?. Ahora si es verdad.
Carmen regresa con una cerveza en la mano y se la entrega a Luis.
LUIS: Esto si que es una maravilla.
TONY: (Elegantemente vestido saluda desde la puerta)...¡Hola!..Hola......¡Hola!..Hola familia.
ANA: (Corre hacia el). Tony, mi amor. ¡Por fin llegaste!.
TONY: Si, por fin llegué. Si supieran todo lo que tuve que hacer para llegar hasta aquí.
RAFAEL: (Señalando a Ana y dirigiéndose a Tony). Un poco más y se viste de negro, considerándose una viuda.
ANA: Bueno.....no exageres, ¿no?.
EDUARDO: ¿Y qué fue lo que te pasó?.
TONY: ¿No te lo imaginas?
CARMEN: ¿Te quieres tomar una cervecita hijo?
TONY: Si claro por supuesto. Le estoy verdaderamente agradecido.
Carmen va de nuevo a la cocina.
NICOLAS: Pero no has dicho que fue lo que te pasó.
TONY: Pues bien, una pregunta por aquí....otra pregunta por allá....y yo, con mis revistas en las manos......explicando...explicando.
CACO: ¿Sobre qué, sobre el platillo?.
TONY: Bueno, si tu lo llamas así, si. Sobre el platillo.
ROSALIA: ¿Y qué te preguntaban?.
TONY: (Se acerca a Rosalía galantemente). Rosalía, ¿cómo estás?. no te había visto.
ANA: (Se acerca a Tony y lo agarra del brazo, llevándolo hacia otro lugar). Bueno Tony.....nos estabas contando...
TONY: ¡Ah si, claro!. Pues todos, todos preguntan mirando siempre hacia el techo......muy asombrados.
RAFAEL: ¿Y qué es lo que preguntan?
TONY: Bueno, sobre los satélites.
CARMEN: Aquí tienes hijo. (Le entrega la cerveza a Tony)
TONY: Gracias. ¿Y qué pasó, qué esperamos para prender el televisor?
RAFAEL: Que llegue el jefe.
TONY: ¡Ah eso!. Claro......pues si. También me preguntaron cuanto cuesta.
EDUARDO: ¿Y tu qué dijiste?
TONY: La verdad, que oscilan entre los trescientos y los ochocientos mil.
CACO: ¿Y qué cara pusieron?
TONY: Imagínense, hasta hubo una discusión....que sin Don Rafael se ganó la lotería, otro dijo que si un cuadro de caballos.....
NICOLAS: El que habló de un cuadro de caballos fui yo.
TONY: Claro Don Nicolás. Eso todo el mundo lo sabe.
ROSALIA: ¿ Y qué más te dijeron?
TONY: Algunos de ellos protestaron, porque según ellos es ilógico poner....
RAFAEL: ¡Ah no!. Eso si es verdad que no lo acepto.
TONY: Finalmente pude llegar hasta aquí.
CACO: Lo cierto es que todo el mundo está pendiente.
EDUARDO: Ah, eso si.
CACO: Eso nos beneficia para el negocio.
RAFAEL: Eso si es verdad.
Tony se aparta a un lado con Ana. Luis pasa por detrás de ellos una y otra vez tratando de escuchar.
TONY: Además mi amor, vine rapidito a traerle estas revistas a Eduardo porque quedé a encontrarme con unos amigos.
ANA: Pero , ¿por qué?. Yo creía que te ibas a quedar conmigo.
TONY: Pero mi amor, esa era mi intención. Lo que sucede es que me llamó un señor que conozco hace algún tiempo para plantearme un negocio y como entenderás no le podía decir que no.
LUIS: (Interrumpiendo). ¿Negocio?. ...¡Ja!.¡Ja!. ¡Pura coba!
ANA: Luis, por favor.
LUIS: Si, yo mejor me voy a esperar al viejo ese. (Sale)
TONY: (Dirigiéndose a Ana). No le hagas caso. (Se dirige a todos). Queridos amigos me tengo que ir, debo atender un negocio.
CARMEN: ¿A esta hora?
TONY: Así son los negocios Doña Carmen. No tienen horario, pero mañana estaré aquí para saber como les fue. Toma Eduardo. (Extiende el puñado de revistas)
EDUARDO: (Las toma). Gracias vale. Te las pensaba pedir prestadas.
TONY: De ninguna manera. Te las regalo.
CACO: Oye....¡que bueno!. (Presuroso corre a agarrar una). Préstamela Eduardo. Todos comienzan a ver las revistas. Ana acompaña a Tony hasta la puerta.
TONY: Hasta luego. (Se va)
ANA: Regresa mirándolos a todos lentamente.
ROSALIA: No te pongas triste Ana. Todos los hombres son iguales.
ANA: Ese no es tu problema.
LUIS: (Se escucha su voz desde afuera). ¡Papá!........¡Eduardo!.......Papá.Papá.
RAFAEL: ¿Pero qué pasa ahora?
LUIS: (Acercándose) Eduardo.......Eduardo.
EDUARDO: Ese Luis si que es escandaloso. ¿Qué fue?. (Grita desde donde está)
LUIS: (Aparece en la puerta, casi sosteniendo en peso a una señora muy elegante). Ayúdanos Eduardo, que la señora se dobló el pie)
CARMEN: (Llevándose las manos a la cabeza). ¡La señora!...¡Ay Dios mío!
RAFAEL: (Se para violentamente casi asustado y se acerca a Luis)
CACO: (Corre y se queda temeroso en la puerta de la casa)
EDUARDO: (Se acerca y le tiende el brazo a la mujer. Ahora ella camina
dificultosamente apoyada en los dos muchachos).
LUIS: (Dirigiéndose a Rosalía, quien observa impávida desde la silla). ¡Caray!....vamos, vamos. ¡Dame esa silla!
REQUENA: ¡ Buenas noches !. (Entra elegantemente vestido con una botella de champaña en la mano.)
GABRIELA: ¡Ay!...¡ay!...Este pie me duele mucho.
RAFAEL: (Tímidamente y mirando angustiado a la mujer que continua quejándose). ¿Cómo está Doctor Requena?
REQUENA: (Eufórico) ¿Qué tal?. ¿Qué tal amigo Rafael?. Es un placer saludarlos.
GABRIELA: ¡Requena, ven a verme el pie!
CARMEN: ¿Cómo está Doctor?
REQUENA: Bien. Muy bien Doña Carmencita. (Le entrega la botella de champaña)
CARMEN: Gracias Doctor, no se hubiera molestado.
EDUARDO: ¿ Le duele mucho?. (Dirigiéndose a Gabriela)
GABRIELA: ¿Y usted qué cree?
CARMEN: ¡Que pena!...¡Que pena doctor!
REQUENA: (Le pasa el brazo sobre los hombros). No es nada Carmencita. No es nada, solo fue un accidente.
GABRIELA: (Mirando altivamente a todos). ¿Accidente?...Aquí el único culpable eres tu.
ROSALIA: ¿Culpable?. ¿Y por qué?
GABRIELA: (Mira a Rosalía de arriba a abajo). ¿Y ésta quién es?
RAFAEL: Ah, perdón que no los presenté. Esta es Rosalía.
REQUENA: (Se acerca tendiéndole la mano). Mucho gusto Rosalía. Es un placer.
ROSALIA: (Le da la mano coquetamente). ¡Hola!
GABRIELA: ¿Cómo se te ocurre traerme aquí?. ¿Es qué acaso no sabías que había que subir todas esas escaleras llenas de huecos y de basura?
NICOLAS: Disculpe la señora, pero no tenemos responsabilidad en esto de las desigualdades.
RAFAEL: Señora, yo no imaginé que......
EDUARDO: Trae un poco de hielo Ana, que el pie se está empezando a hinchar. (Luis se levanta y camina nerviosamente al fondo)
ANA: Si, voy, voy. (Se dirige a la cocina)
REQUENA: Bueno..(En medio de la sala). El que debería pedir disculpas soy yo.
CARMEN: Por favor Doctor, no siga.
REQUENA: Claro que si, Doña Carmencita. Yo quedé con mi apreciado Rafael en venir mucho más temprano.
NICOLAS: No importa. Nos imaginamos que usted tuvo algún problema.
REQUENA: No precisamente, lo que sucede.....
EDUARDO: (Gritando hacia el fondo). Apúrate con el hielo.
RAFAEL: (Haciéndole señas a Eduardo). Eduardo, por favor.
EDUARDO: (Mirando primero a Gabriela y después al Doctor). ¡Ah si!. Perdonen.
GABRIELA: Me está doliendo mucho.
REQUENA: Como les estaba diciendo, mi esposa se empeñó en ir al cóctel de una publicidad y allí entre saludo y saludo el tiempo fue pasando, y ya ven ustedes a la hora que estamos llegando.
GABRIELA: (Cada vez más molesta). Todavía no entiendo que es lo que vinimos a hacer aquí.
ANA: (Entra con una ponchera en la que trae varios cubos de hielo). ¡Aquí está!
EDUARDO: (Agarra un cubo y se dirige a Gabriela). Perdóneme, le tengo que poner el hielo directamente a ver si así evitamos que se le siga inflamando.
GABRIELA: Está bien. Está bien, si no hay otra solución.
EDUARDO: (Le pasa el hielo envuelto en un pañito repetidamente sobre el tobillo)
GABRIELA: ¡Me duele mucho!
REQUENA: Gabriela por favor, es solo un momento.
EDUARDO: Ya está. Pronto estará mucho mejor.
GABRIELA: Eso espero. (Todos están verdaderamente incómodos sin saber que hacer. Ella se dirige a Requena). ¿Cuándo nos vamos?
RAFAEL: Señora perdone pero en realidad yo no sabía que el doctor vendría con usted, sino,......
REQUENA: ¿Qué piensas decir Rafael, que si no no me habrías invitado?
RAFAEL: No señor. No es eso, se lo juro. Lo que sucede es que bueno....yo no se...
REQUENA: Yo estoy muy contento de que estemos aquí Rafael (Se acerca y le pasa un brazo sobre los hombros). Así que te olvidas de eso.
NICOLAS: (Entusiasmado). Por supuesto Rafael, lo importante es que ya están aquí. Y no es que yo le esté restando importancia al accidente de la señora, claro que no. Lo que pasa es que no siempre uno tiene la oportunidad de compartir con su jefe.
REQUENA: (Insistiendo en su actitud protectora y solidaria). ¿Y tu, dime Rafael, cómo no voy a venir a compartir con un amigo y su familia el estreno de su antena parabólica?
RAFAEL: Gracias Doctor. Muchas gracias.
REQUENA: Es más, les tengo una sorpresa.
ROSALIA: (Emocionada). ¡Caray, que bueno!. A mi me encantan las sorpresas.
RAFAEL: Pero.....¿Una sorpresa?.......¿Para nosotros?
GABRIELA: ¿También eso Requena?
REQUENA: Es solo un momento chica. (Se acerca a ella). Espérate un poco y no fastidies.
REQUENA: Pues si, una sorpresa. Luis por favor ven acá.
LUIS: (Se acerca un tanto molesto). Dígame, Doctor.
REQUENA: (Le da suaves golpecitos por la mejilla). Ve un momento hasta mi carro. Allí hay un señor con el chofer, dile que ya puede venir.
LUIS: Está bien Doctor. Voy enseguida. (Luis sale)
REQUENA: (Dueño por completo de la situación). En un momentico todos sabrán de que se trata.
CARMEN: ¡Ay Doctor, pero no se hubiera molestado!
REQUENA: No es ninguna molestia.
GABRIELA: (Impacientándose). ¿Requena, vamos a tardar mucho?
REQUENA: (Molesto). ¡No mujer!. Ya te dije que no.
NICOLAS: ¿Y qué les parece si ponemos musiquita mientras tanto?
CACO: (Se acerca hasta el centro). ¡Oye!. Eso si que es buena idea.
ANA: (Desde la ventana donde se encuentra asomada).No. Mejor no...
RAFAEL: (Apenado). ¿Pero por qué, hija?
ANA: (Le hace señas a Eduardo de que se acerque). Eduardo ven acá.
EDUARDO: ¿Qué pasa?
ANA: Que vengas acá un momento.
EDUARDO: (Se dirige a Ana) Está bien.
ROSALIA: (Tratando de disimular la tensión). Entonces Don Nicolás, ¿hay o no hay música?. A mi me encantaría echar una bailadita con el doctor. ¡Bueno digo, si su esposa no se molesta!
GABRIELA: Por mi no hay problema. Si quieren pueden bailar toda la noche.
EDUARDO: ¿Pero qué hacen todos allí?
CARMEN: ¿Qué es lo qué pasa Eduardo?
EDUARDO: (Mira insistente por la ventana. Se voltea y se dirige a todos). Todos los vecinos están en la calle mirando para acá.
REQUENA: Ah, eso es natural hombre. El progreso........el progreso siempre llama la atención de todos.
LUIS: (Aparece acompañado de otro hombre, quien trae un maletín negro y una cámara fotográfica colgándole al cuello). ¡Ya estamos aquí!
RICARDO: Buenas noches.
REQUENA: Señores, este es el señor Ricardo García. El fotógrafo de la compañía.
ANA: ¿Fotógrafo?
REQUENA: Por supuesto. Ricardo es el hombre encargado de las fotos que se publican en la revista de la compañía. ¿No es así?
RICARDO: Por supuesto, Doctor Requena. Usted me dirá.
GABRIELA: Apúrate Requena que me quiero ir. Ya es muy tarde y este pie sigue doliéndome.
REQUENA: Lo que quiero Ricardo es que hagas unas cuantas fotos de esta familia.
RAFAEL: ¿Fotos?
REQUENA: (Dirigiéndose hacia el televisor) Por supuesto Rafael, fotos de todos ustedes reunidos aquí alrededor del televisor, conmigo y con mi esposa.
GABRIELA: ¡Ah no!. Conmigo no cuenten para eso.
CARMEN: Pero Doctor, usted me perdona, pero yo no entiendo porque tenemos que hacer esto.
ROSALIA: A mi me encanta la idea. Así que me voy a pintar los labios. (De inmediato saca de su cartera un espejo y una pintura de labios)
REQUENA: ¿Cómo qué no entiende Doña Carmencita. Usted sabe lo importante que es estrenar una antena parabólica?
EDUARDO: Si Doctor, pero tanto como aparecer en la revista de su compañía.
REQUENA: Precisamente. Ustedes al lado del televisor y unas cuantas fotos que vamos a hacer de la casa allá afuera. ¿Me estás oyendo Ricardo?
RICARDO: Por supuesto Doctor. Por supuesto.
REQUENA: No son más que un ejemplo de superación. Si señor. porque la gente que trabaja en mi compañía tiene derecho a mejorar su estatus. (Se dirige al centro del recibo). Es decir, su nivel de vida, porque mi compañía es una empresa seria que respalda a sus empleados hasta el punto de que estos pueden comprarse una antena parabólica, si así lo quieren.
EDUARDO: Usted me disculpa Doctor, pero fue en mi trabajo donde me hicieron el préstamo.
REQUENA: Ah, pero eso es porque ti papá no me dijo nada, porque si lo hubiera hecho, estoy seguro que lo habríamos ayudado.
RAFAEL: Pero Doctor, es que yo traté de hablar con usted.
REQUENA: Ya sé, me imagino. Seguro que te dijeron que estaba ocupado.
RAFAEL: Si señor. Así fue.
REQUENA: (Se acerca a la silla donde está sentada su esposa). ¿Lo ves Gabriela, mi amor, cuántas veces te he dicho que tengo que votar a esa secretaria?. Ella parece estar empeñada en evitar que me comunique con mis empleados.
EDUARDO: Pero no fue su secretaria Doctor Requena. Papá habló con su asistente y le explicó que necesitábamos un préstamo y el le dijo que para este tipo de cosas no era posible.
REQUENA: ¿Pero cómo?, ¿qué fue lo qué dijo?. Ya no puedo confiar en nadie. ¿Te das cuenta Gabriela?
GABRIELA: (Se levanta y lo agarra del brazo) Si Requena, pero vamos ya.
REQUENA: (Se suelta con cierta violencia). Un hombre como yo que busca que sus empleados se sientan bien, que puedan comprar un televisor como este.
NICOLAS: (Levanta la voz angustiado). ¡Pero si ese televisor es mío!
REQUENA: (Ignora por completo el comentario de Nicolás). Un hombre que más que un jefe quiere ser un amigo, un compañero y los hechos lo demuestran. Aquí estoy. ¿Estoy o no estoy Rafaelito?
RAFAEL: Claro señor. Claro que está.
REQUENA: Toca anda. Toca mi mano.
RAFAEL: Si señor, si.
REQUENA: Soy yo. ¿O no soy?. Dígamelo Doña Carmencita. ¿Soy yo o no soy?
CARMEN: Por supuesto Doctor. Por supuesto.
REQUENA: Pero no importa. Ya estoy acostumbrado a perder por culpa de los demás. Les pido que me perdonen, sobre todo por esta idea loca de traer un fotógrafo.
ROSALIA: ¿Pero qué quiere decir, qué ya no habrá fotos?
REQUENA: Yo lo hice porque pensé que les gustaría verse retratados conmigo y con mi esposa en la revista de la compañía.
NICOLAS: Pero claro que nos gustaría, por supuesto que si.
REQUENA: Por lo tanto, yo creo que lo mejor es que nos vayamos......Graciela. Ricardo.
Graciela camina rápidamente aunque cojeando, hacia la puerta.
RAFAEL: Doctor perdone. Yo no pensé que.......
EDUARDO: Bueno, yo no creo doctor Requena que sea para tanto.
CARMEN: Yo si que estoy de acuerdo con esas fotos.
ANA: Pues yo no.
RAFAEL: Claro que queremos. Hagamos esas fotos, caramba. ¿Cómo cree usted que yo voy a dudar de su palabra, señor. Carmen, trae unas cervecitas para celebrar mientras el Doctor nos dice como quiere que nos pongamos para hacer las fotos.
ANA: No mamá, quédese usted. Yo soy la que voy por las cervezas. (Sale)
REQUENA: Muy bien. Entonces, si están todos de acuerdo pónganse aquí. Así, al lado del televisor. (Todos se colocan al lado del televisor hacienda una especie de semicírculo). Muy bien......muy bien...¿Y tu Gabriela?
GABRIELA: (Desde la puerta). Lo siento, yo si es verdad que me niego rotundamente a salir en esa fotografía, además......
REQUENA: Está bien, está bien. Tómala así. (Dirigiéndose a Ricardo)
RICARDO: ¿Así?
REQUENA: Bueno, el jefe soy yo. ¿No es cierto?
RICARDO: Si, claro que si. Entonces todos mirando hacia acá. A ver, digan todos guisky.
TODOS A CORO: Guisky.
RICARDO: ¡Muy bien!.
ANA: (Entra con una bandeja grande). ¡Aquí están las cervezas!
REQUENA: Pero si faltó Anita. Ven hija, ven aquí con el grupo. (Se dirige a Ana y le quita la bandeja de las manos, poniéndola sobre la mesa. Ana se dirige hacia el grupo de mala gana). Ahora si es verdad que estamos todos.
RICARDO: Voy.......voy.......voy. (Dispara la cámara. Los ve). No así no. Todos estaban muy serios, a ver..........a ver......digan de nuevo guisky.
TODOS A CORO: Guisky.
RICARDO: Ahora si estamos listos, Doctor.
RAFAEL: (Emocionado). Doctor..........y una con la antena.
REQUENA: Ah, es verdad. Ya casi se me olvidaba.
RAFAEL: Es que usted no la vio.
REQUENA: No. no es verdad. No la vi. Con el escandalo que armó mi mujer con la tontería esa del pie.
GABRIELA: ¿¡Tontería!?. Claro como no fue a ti que te pasó.
RAFAEL: Pero entonces venga para que la vea antes de tomar la foto.
REQUENA: Vamos. Vamos. ¿Nos acompañas, Eduardo?
EDUARDO: Si, claro.
RAFAEL: Entonces vamos.
Salen uno detrás de otro. Los demás se miran sin saber que hacer ni que decir, ante la mirada de Gabriela. Silencio. Tensión.
ROSALIA: ¿Y entonces, después de las fotos, vamos a bailar o no?
LUIS: Espero que no, porque tengo todo el día esperando para prender el televisor.
NICOLAS: Bueno hijo pero si no lo haces hoy, ya podrás hacerlo mañana. (Se dirige hacia la puerta)
ANA: ¿Quiere tomar algo señora Gabriela?
GABRIELA: No, no. Gracias. Yo lo que quiero es salir de aquí.
NICOLAS: (Se acerca a Gabriela). ¿Y cómo sigue del pie?
GABRIELA: Creo que un poco mejor..........¿Oiga, usted vive aquí?
NICOLAS: Si y no.
GABRIELA: ¿Cómo es eso?
NICOLAS: Bueno, vivo al frente. Pero esta gente es como mi familia, así que estoy aquí todo el tiempo.
GABRIELA: (Irónica) ¡Ay si Don Nicolás, eso me emociona. ¿Nicolás es como usted se llama, o no?
NICOLAS: Si, claro que si. Para servirle.
ANA: Siéntese un momento señora, se le va a volver a hinchar el pie.
GABRIELA: Si es verdad, quizás tenga razón. (Cojeando se dirige a la silla más próxima. Todos se miran alternativamente. La situación está un tanto tensa)
CARMEN: Y qué calor hace. ¿No es verdad?
GABRIELA: Si.
ANA: Bastante. (Silencio)
CARMEN: La situación está difícil.
GABRIELA: Si.
ANA: Si.
ROSALIA: Bueno, no es para tanto. Yo creo que en cualquier casa la cosa se pone así, cuando se recibe al jefe.
CARMEN: Rosalía por favor...
ANA: No seas bruta chica. Mamá no se refería a eso.
GABRIELA: Bueno, yo difiero de usted. Depende de la casa.
ROSALIA: Bueno, yo no entiendo. Como se dijo que la situación está difícil.
GABRIELA: De todas formas no se preocupen, porque nosotros ya nos vamos.
NICOLAS: No, pero es que eso no es lo que ella quiso decir. ¿No es verdad Rosalía?
ROSALIA: ¡No claro!. Lo que pasa es que Ana tiene razón, yo soy un poco boba. ¿Sabe?. Bueno, yo creo que fue de nacimiento. Si, porque mi mamá constantemente me lo estaba diciendo. ¿No es verdad Don Nicolás?
NICOLAS: Bueno hija. En ese entonces yo no te conocía. Pero creo que de boba no tiene un pelo.
ROSALIA: Claro que si Don Nicolás, no se como no se ha dado cuenta.
LUIS: (Aparece en la puerta). Bueno, ya se están tomando unas fotos allá afuera. Espero que terminen rápido para prender el televisor.
ANA: Oye Luis. ¿Tu sabes algo de las antenas?. ¿Si o no?
LUIS: Algunas cosas
GABRIELA: No se preocupen, no hay que tener una para saber. ¿No es cierto?
ANA: Es que a mí lo que me intriga es si hablaran en todos los canales en español
LUIS: ¡Coño Ana! ni que fuéramos el centro del mundo.
CARMEN: Luis por favor.
LUIS: Perdón. Perdón, señora.
GABRIELA: Bueno, no es para tanto. Yo también hay cosas que me gustaría saber.
ANA: ¿Ah si? ¿Cómo cuales?
GABRIELA: Por ejemplo. ¿Qué es lo qué vinimos a hacer aquí?
LUIS: A ver televisión con la antena parabólica.
GABRIELA: ¡Por Dios!. Si ya me cansé de eso. Nosotros tenemos antena hace cinco años y desde hace cuatro, apenas si la hemos visto algunas veces...
LUIS: Pero el Doctor le dijo a papá...
REQUENA: ¡Que maravilla!, (Entran muy contentos, Eduardo, Requena, Rafael y Ricardo), ¡Que maravilla es la tecnología?!. ¿No es cierto, Rafael?
RAFAEL: Claro que si Doctor, una maravilla.
REQUENA: Yo me quedo asombrado como esos enormes platos han ido cubriendo todos los techos de nuestra ciudad.
RAFAEL: Bueno, no todos Doctor. Usted sabe....solo los que tienen...........
REQUENA: ¡Ah no Rafael, por supuesto!. Solo algunos privilegiados pueden darse ese lujo.
GABRIELA: Sobre todo privilegiados.
ROSALIA: Claro que si, imagínese que negocio se va..
CARMEN: Ya Rosalía. Ya.
ROSALIA: Es que yo les quería contar a ver si vienen....
REQUENA: ¿Si venimos a qué Rosalía?.
ROSALIA: (Mira, pero encuentra en la cara de todos desaprobación). No, a nada. Cosas que se me ocurren.
CARMEN: Si Doctor. Tonterías de muchachos.
GABRIELA: Yo odio el televisor.
EDUARDO: Bueno papá. Yo creo que el momento ya llegó
RAFAEL: Si claro hijo, si.
REQUENA: Por supuesto.
EDUARDO: (Agarra a Carmen por un brazo y la condice a la silla más próxima al televisor). Bueno mamá, venga y siéntese aquí.
CARMEN: Gracias hijo. Muchas gracias.
GABRIELA: ¿Y usted Eduardo, sabe manejar el control ese?. Si no, yo le puedo ayudar.
REQUENA: ¿Y cómo no va a saber Gabriela?. El asunto aquí no es que el haya comprado una antena, sino que el es un técnico.
GABRIELA: ¿Técnico en qué?.
RAFAEL: Bueno, el trabaja en un canal de televisión.
GABRIELA: Ah, entonces el muchacho es artista.
RAFAEL: No señora. Técnico. Por eso quiso comprar una antena de esas.
EDUARDO: Bueno...bueno. Si me disculpan voy a prender el televisor.
RAFAEL: Siente por aquí Doctor....Y usted señora...
REQUENA: No se preocupe Rafael, no se preocupe. Aquí estoy bien.
RAFAEL: Hijo........Doctor. Yo quisiera decir algunas palabras antes de prender el televisor.
ANA: Pero......papá.
RAFAEL: Hijos...es que esta es una ocasión muy especial.
LUIS: Pero entonces apúrese papá.
CACO: Si me permiten dar mi opinión...
ROSALIA: Tu cállate Caco.
REQUENA: ¿Dónde está la botella de champaña qué yo traje?.
CARMEN: Yo me la llevé para la cocina.
REQUENA: Entonces tráela Anita, y algo donde tomar.
GABRIELA: ¡Ah, eso si que me gusta¡ (Ana sale hacia la cocina)
REQUENA: ¡Pero siga adelante Rafael!.
RAFAEL: Bueno, en primer término yo quiero agradecer en nombre de toda la familia la presencia del Doctor Requena, mi jefe pues...
ANA: (Entrando) ¡Aquí está Doctor!.
REQUENA: Muy bien.(Agarra la botella y comienza a descorcharla) Aquí va. Eso es. (Todos aplauden)
GABRIELA: ¿Y las copas?.
ANA: No tenemos. La verdad que lo que hay son estos vasos de cartón.
GABRIELA: Pero que horror. Requena mi amor, hubieras comprado unas copas.
REQUENA: Eso no importa en este momento. Usted Anita vaya pasándome los vasos y yo voy sirviendo.
CACO: ¡Caramba¡, Champaña. ¡Que maravilla!. (Rosalía le mete un codazo para que se calle).
REQUENA: Usted Rafael. Siga hablando.
RAFAEl: Como iba diciendo, agradecer la presencia del Doctor y de su distinguida señora esposa, quienes nos acompañan hoy pues. Para vivir con nosotros esta magnifica experiencia de conectarnos. ¿Conectarnos?. ¿Así se dice?.
LUIS: ¡Ay siga viejo!. Siga y termine de una vez.
RAFAEL: Pues, como venía diciendo, de conectarnos con el resto del mundo. Usted sabe Doctor Requena que yo no se mucho de estas cosas pero mi hijo dice que eso es lo que conseguiremos con esta maravilla de tener una antena parabólica, en fin, me siento muy orgulloso de esto y de poder compartirlo con ustedes. Gracias. Muchas gracias. (Todos aplauden menos Gabriela).
ROSALIA: Bravo....Bravo Don Rafael. (Le estampa un beso en la mejilla). Usted si que habla bonito.
RAFAEL: Muchas gracias Rosalía.
REQUENA: Bueno, brindemos. ¡Por el éxito de esta compra!. (Todos brindan y toman).
GABRIELA: Lo que más me gusta de tomar champaña es el sonido del chin chin.
REQUENA: Pero yo no quisiera quedarme atrás de Rafael y con el permiso de ustedes me gustaría decirles que me siento muy complacido y enormemente satisfecho de ver, como el avance llega a cada hogar de nuestro país. El modernismo hace su entrada para propiciar una nueva forma de vida que significa información y a su vez esta significa sabiduría, y a su vez, esta significa confianza, avance, progreso. Yo quisiera.....felicitarlos porque se ve que ustedes son personas que les gusta estar al día y estas.....bueno en fin,....Prendamos ese televisor. (Todos aplauden menos Gabriela)
EDUARDO: Canal dos........canal cuatro......canal cinco.......canal ocho......canal diez.
ANA: Pero esos son nuestros canales.
CACO: Y además si que se ven mal.
EDUARDO: (Girando la perilla del televisor)? Ahora ubico aquí y con el control sintonizo.
NICOLAS: Pero se ven puras rayas.
EDUARDO: No entiendo que pasa, deberíamos estar mirando la imagen que nos envía el primer satélite.
LUIS: No será que se equivocaron en algo.
GABRIELA: Yo lo sabía.
REQUENA: Ya Gabriela, ya.
CARMEN: Pero hijo es verdad, no se ve nada. Y todo lo que costó ese aparato.
EDUARDO: Luis asómate a ver si se mueve.
CACO: Me sospecho que adiós negocio.
ROSALIA: ¿Se da cuenta Doña Carmen, entonces tampoco se podrán vender las empanadas?.
GABRIELA: ¿Empanadas?.
ROSALIA: Eso es lo que les iba a contar antes. (los demás dan vueltas alrededor del televisor. Eduardo manipula todos los botones del aparato).
EDUARDO: (Gritando). ¿Se mueve o no?.
VOZ DE LUIS: No, no pasa nada.
REQUENA: No entiendo nada.
RAFAEL: (Angustiado). Yo tampoco Doctor. Yo creí que todo estaba listo. ¿No es así?.
EDUARDO: Yo también, por eso no entiendo.
LUIS: (Entrando). ¿Y entonces?.
CARMEN: Hijo, sospecho que te engañaron.
ANA: (Asombrada) Eso no puede ser.
NICOLAS: Pero ¿por qué comadre, es qué acaso no se pagó todo lo necesario?.
CARMEN: Claro que si, se pagó todo y si no pregúntamelo a mi que ahora no tengo ni para la comida.
ANA: Mamá.......¡Cállate mamá!.
GABRIELA: Permíteme Eduardo. (Toma el aparato en sus manos, lo revisa) yo no sé mucho de estas cosas pero....
ROSALIA: Yo creo que lo mejor es que nos vayamos.
EDUARDO: ¡Coño!. Esta vaina no sirve para nada.
CACO: Es un problema de seguridad, estoy seguro.
LUIS: Que seguridad chico, será de visibilidad.
GABRIELA: La verdad es que esto no sirve. Ni siquiera el control es verdadero.
Ana y Carmen se desploman en las sillas que tienen más cerca.
LUIS: ¿Ves Eduardo, y ahora que vas a hacer?.
EDUARDO: No se.....no sé. Déjenme revisar de nuevo.
GABRIELA: ¿Para qué?. Si ya te dije......
CARMEN: No desarmes nada hijo. No lo sigas tocando que después no vas a poder reclamar.
RAFAEL: (Cada vez más angustiado) Pero algo hay que hacer....
GABRIELA: Requena, vámonos ya.
REQUENA: ¿Pero a qué compañía le compraron esa antena Rafael?.
RAFAEL: Al Satélite Rojo.
CARMEN: ¿Y sabe cuánto costó?. Seiscientos mil bolívares.
ROSALIA: ¡¿Qué?!. ¿Y de dónde sacaron tanto dinero?.
CACO: Pero tú no ves Rosalía que eso se paga mensualmente?.
NICOLAS: En lugar de hacer esto yo hubiera comprado un apartamento en un sitio mejor.
GABRIELA: ¡Vamos Requena!...¡Vamos!.
EDUARDO: ¿Cómo es posible?. No entiendo nada. Yo que he arriesgado todo para esto.
CACO: Oye panita, te lo dije. Yo tenía mis dudas.
RAFAEL: Mejor es que apagues ese bicho.
NICOLAS: Oiga compadre, cuidado con lo que dice, que no se lo vuelvo a prestar.
REQUENA: ¿Qué cosa?.
NICOLAS: Bueno, el televisor Doctor, porque ese televisor es mío.
RAFAEL: Compadre, por favor...........
REQUENA: ¿Y cómo es eso Rafael?. ¿Cómo es eso?.
EDUARDO: Nada Doctor, nada. ¡Papá ya basta!.
REQUENA: ¿Ya basta de qué?.
EDUARDO: De toda esta farsa.
RAFAEL: Pero hijo, ¿qué es eso?.
EDUARDO: No es que mi antena no sirva, lo que pasa es que con el apresuramiento que se hizo todo para recibir a este señor que no tiene nada que ver con esto, complicó todas las cosas.
CACO: Yo voy hasta el teléfono público, en este papel que dejó el técnico dice que tienen servicio las veinticuatro horas del día.
LUIS: Yo voy contigo, porque ya es muy tarde.
GABRIELA: Requena. ¿Hasta cuándo?. Yo quiero saber que es lo que pasa que soportas todo esto.
REQUENA: Yo no entiendo Rafael que es lo que su hijo trata de decir......
NICOLAS: (Se mete rápidamente en medio de todos). Nada Doctor....¡Nada!. Ya usted sabe como son los muchachos cuando se ponen nerviosos.
ROSALIA: Si claro eso es....
REQUENA: (Cada vez más molesto). Yo quiero que sea el propio Rafael quien me lo explique.
RAFAEL: (Muy nervioso). Bueno Doctor, disculpe al muchacho, claro, el a lo que se refiere es ....
EDUARDO: A que si usted no estuviera aquí, la situación sería otra. A eso es lo que me refiero.
REQUENA: Tu lo que eres es un atrevido.
EDUARDO: Yo lo que quiero es solucionar mi problema con calma, no corriendo para que usted vea lo que somos capaces de tener.
REQUENA: Por más que hagas nunca tendrás ni la cuarta parte de lo que yo tengo. ¿Entiendes?.
GABRIELA: ¿Qué es lo qué usted se cree?.
EDUARDO: Me creo lo que se.
REQUENA: Te estás pasando.
GABRIELA: Debe ser que se imaginó que nunca habíamos visto una parabólica.
EDUARDO: ¿Por qué me estoy pasando?. ¿Por qué digo la verdad?. Usted lo que vino aquí fue a hacernos sentir ridículos. A que nos demos cuenta de lo diferente que es tener una antena si uno no tiene poder.
CARMEN: (Agarrándolo por un brazo). ¡Hijo, por favor!.
NICOLAS: Pero Eduardo, el doctor no tiene la culpa de que esa vaina no funcione.
REQUENA: Usted se está pasando jovencito. Yo vine aquí en la mejor disposición.
GABRIELA: (Dirigiéndose a Requena). Te lo dije. Toda esta gente es igual y tu tratando de congraciarte con ellos.
EDUARDO: Claro cómo no va a querer estar bien con la gente que explota, porque eso es lo que es el, un explotador.
REQUENA: (Abalanzándose sobre Eduardo). ¡A mí me respetas!
EDUARDO: No hombre. ¿Quién lo va a respetar a usted?. (Lo agarra por la solapa del paltó)
CARMEN: Metiéndose en el medio. Hijo...¡hijo!...no, hijo.
RAFAEL: Eduardo suelta al Doctor.
GABRIELA: Lo único que faltaba.
Requena le pega a Eduardo por la cara. Eduardo le devuelve el golpe. Todos angustiados se arremolinan alrededor de los dos hombres que pelean.
NICOLAS: Doctor déjese de eso.
ROSALIA: ¡Ay Dios, que bien pelea!.
ANA: Pártele la cara Eduardo, eso es lo que se merece.
Rafael se mete en el medio seguido de Carmen. También se mete Nicolás y tratan de separarlos. Finalmente lo logran. El Dr. Requena está muy golpeado.
EDUARDO: Yo me voy de esta vaina, quédense con su doctorcito.
ANA: (Corre detrás de Eduardo). ¿Qué vas a hacer, chico, Eduardo?.
Rosalía le limpia la cara al Doctor con un pañuelo.
GRACIELA: Bien hecho. Tu te lo buscaste.
CARMEN: Ana hija, trae el hielo. (Ana no se mueve)
ROSALIA: Ay Doctorcito, ¿le duele mucho?.
Rafael busca el mueble más próximo y se sienta sin decir nada.
CARMEN: Ana hija, muévete.
NICOLAS: Yo no sé qué decir.
RAFAEL: Permanece con la cabeza entre las manos.
CARMEN: Ana, ¿es qué no vas a buscar el hielo?.
REQUENA: No importa, no busque ningún hielo. Se acabó. Se acabó la parodia. (Camina y se para frente a Rafael) Yo puedo ser lo que sea como dice su hijo, pero vivo mi realidad.
ROSALIA: Doctor......Doctorcito.
REQUENA: El problema es que en este país todo el mundo cree que es igual.
GABRIELA: Y tu eres uno de los que lo permiten.
REQUENA: Tú cállate y ustedes pongan los pies sobre la tierra. Solamente a unos locos como ustedes se les ocurre comprar una parabólica y ahora yo no se que es lo que van a hacer para pagarla, porque usted......¡Usted! (Señalando a Rafael) Usted está despedido.
NICOLAS: Pero Doctor, Rafael no tiene la culpa. (Requena y Gabriela salen seguidos de Ricardo)
CARMEN: Doctor, escúcheme un momento...........doctor.
ROSALIA: Esto sí que es una tragedia, ahora Don Rafael sin trabajo.
ANA: Papá, usted no se puede quedar allí. Vaya a hablar con el viejo ese.
CARMEN: Tanto......¡Tanto que se los dije!. ¿Para qué van a comprar ese aparato?. Eso es mucho dinero.
RAFAEL: Bueno. Ya no sirve de nada.
CARMEN: Hasta dije que si iban a hacer ese esfuerzo era mejor que nos mudáramos, pero no, porque ustedes siempre terminan haciendo lo que les da la gana.......y ahora.......ahora. ¿qué vamos a hacer?. Contesta Rafael, contesta.
NICOLAS: Pero comadre deje a ese pobre hombre en paz, usted sabe por lo que está pasando....
Ana camina de un lado a otro.
CARMEN: Claro que lo sé.
ROSALIA: Pero no se preocupen tanto, yo creo que lo que le pasa a la antena esa debe ser una tontería. Esa la arreglan y se acabó el problema. Se pone el negocio que tenemos pensado y ya...
CARMEN: ¡Ay Rosalía!.....(Sale de escena)
Caco y Luis entran corriendo.
LUIS: Papá..... papá. ¿No sabes lo qué pasó?.
CACO: (Mirando la cara de todos). ¡Epa!.....¿Y qué sucede aquí?. si todavía no hemos dicho nada.
ROSALIA: (Emocionada en el centro del escenario). Es que Eduardo le metió unos golpes al doctorcito.
LUIS: ¡Coño, qué bueno!....¿Y el viejo ese dónde está?.
ROSALIA: Se fue.
CACO: ¿Y lo jodió o no?.
RAFAEL: Aquí el único jodido soy yo.
LUIS: ¿Qué...?. ¡Caray viejo, ni siquiera lo que traigo...........
ROSALIA: Es que Don Rafael se quedó sin trabajo.
LUIS Y CACO: (A un mismo tiempo). ¿Sin trabajo?.
ROSALIA: Si........lo botaron.
LUIS: ¿Por la pelea de Eduardo?.
NICOLAS: ¡Claro!, es que ustedes no piensan.
CACO: Ese Eduardo si que está loco.
NICOLAS: Y vamos a ver a Luis......mucha preguntadera....¿Y ustedes que fue lo que trajeron?.
CACO: (Indeciso, mirando a Luis)......Pues nada.
LUIS: Si, nada. Nada.
RAFAEL: Digan de una vez lo que tengan que decir.
NICOLAS : Mejor que el chaparrón caiga de una vez, junto.
LUIS: Bueno.....
CACO: Es que.....
RAFAEL: Hablen, pues.
LUIS: Está bien papá. Esta vaina de la antena salió como yo dije, una trácala del Tony ese.
RAFAEL: ¿Cómo, hijo?.
NICOLAS: ¿Por qué dices eso?.
LUIS: Ese tipo y todos sus amigotes son unos farsantes.
CACO: Y la pobre Ana....
NICOLAS: Pero entonces....
LUIS: Llamamos a todos los teléfonos...
ANA: (Entra de pronto y se sorprende de encontrar a Luis y a Caco sin que la hayan llamado). ¿Qué pasó?.
CACO: ¡Ay Ana!.
ROSALIA: Pero vamos pues. Es que nunca van a terminar de contar...
LUIS: Tu siempre como gafa....(Dirigiéndose a Ana).
ANA: Luis no empieces.
LUIS: El tipo ese se burló de ti y de todos nosotros.
ANA: Eso es mentira tuya.
LUIS: Sigue......sigue. Tanto que te lo dije, pero tu, no. Seguro que te creíste todos los cuentos.
RAFAEL: (Se levanta y abrasa a Ana).
ANA: Papá, eso es mentira!.
LUIS: Y no grites, que lo que mereces es.... (Se acerca a ella en actitud agresiva).
ROSALIA: Luis, termina de una vez, o tu Caco.
CACO: No, yo no.
CARMEN: (Entra silenciosa y se queda recostada al fondo, en la puerta que conduce a la cocina).
LUIS: Papá no le doy un golpe para que aprenda, porque bueno....
NICOLAS: Bueno Luis ya bata. Ahora también pegándole a las mujeres, lo único que faltaba.
CACO: Bueno, yo sigo contando. La cola en el teléfono era grande y nosotros llama que llama, pero nadie atendía..
LUIS: Cuando alguien contestó, era este (enseña el volante de propaganda) el último número. ¿Saben de quién era?.
CACO: De un técnico, si , del mismo flaquito ese que estuvo aquí.
LUIS: Bueno, a él también se lo tracalearon.
NICOLAS: ¿Pero cómo, qué es lo que pasó?.
LUIS: Nada menos y nada más que los tipos esos se fueron del país.
RAFAEL: ¿Cómo?.
CARMEN: (Silenciosamente se desplaza hasta la silla más cercana y se sienta).
CACO: De viaje, si señor....
RAFAEL: Pero eso no puede ser. ¿Y los papeles qué firmamos?.
CACO: ¡Muertos Don Rafael!.....¡Muertos!. Así que nada que ver.
LUIS: ¿A quién le vas a reclamar?. Aquí el único que si aparece le parto la cara, es al idiota ese del Tony.
NICOLAS: Yo no sé....pero ese muchacho se ve tan serio.
LUIS: El nos metió en esto.
ANA: El no los metió en nada. El solo dio su opinión.
LUIS: Casi nada. El trajo los tipos esos.
ROSALIA: (Se dirige hacia Doña Carmen y la Abraza). ¡Ay Doña Carmen que tragedia tan grande!.
NICOLAS: Cállese Rosalía. No diga tonterías.
LUIS: Bueno....Yo me voy a tomar una cerveza. A ver si me la puedo tomar con calma, porque caray hoy he tenido que soportar cada vaina. Vente Caco. (Luis y Caco salen hacia la cocina).
NICOLAS: (Se acerca a Rafael). Compadre...¿y cuánto pagaron ustedes?.
RAFAEL: Doscientos mil bolívares.
ROSALIA: ¿Qué?.
RAFAEL: Si, fue el dinero que reunimos entre las prestaciones mías y las de Eduardo, aparte de un préstamo que pedimos...
NICOLAS: No es para ofenderlo compadre, usted sabe que no es así, pero de verdad, hasta yo estoy empezando a pensar que ustedes están locos.
RAFAEL: Y Tony.......Tony nos hizo enredar cada vez más con lo del crédito y todo eso....
ANA: Por más que lo digan, yo no lo puedo creer.
CARMEN: Yo te lo dije muchas veces muchacho, que el no me terminaba de convencer.
CACO: (Saliendo de la cocina). Esta cervecita si que está buena de verdad. Ahora es cuando están frías.
RAFAEL: Y ahora sin saber donde anda Eduardo.
LUIS: (Con la cerveza en la mano). Yo lo que quiero saber es si esto ¿se va a quedar así?.
NICOLAS: Hay que hacer algo.....por lo menos...no se, si Ana llamara por teléfono a Tony, a ver que le dice el...
ROSALIA: ¿A esta hora?.
RAFAEL: Es verdad, hija. ¿Por qué no llamas?.
LUIS: ¿Y ustedes están creyendo que ese va a dar la cara?.
ANA: Cállate Luis. Ya vengo, voy a llamar. (Sale).
NICOLAS: Que se levante ese muchacho si es que está durmiendo y que de una explicación.
CACO: Yo voy a acompañar a la panita, porque hay que ir hasta la esquina de la panadería porque el teléfono de allá abajo está malo. (Sale detrás de Ana).
LUIS: Yo, al que voy a buscar es a Eduardo, para contarle esta vaina.
CARMEN: Rafael ¡Por Dios!, que es lo que vamos a hacer ahora. El aparato ese que no funciona, tu sin tu trabajo, esa gente que se va con el dinero. Ojalá que Tony pueda explicar que fue lo que pasó.
NICOLAS: Es verdad. Vamos a pensar que hubo un mal entendido.
ROSALIA: Mejor se sientan todos tranquilos y esperamos que regresen los muchachos.
RAFAEL: ¡Caramba!. ¿Y dónde se habrá ido Eduardo?.
NICOLAS: Bueno, tampoco es tan grave. Ahora lo único que hay que pagar es el préstamo.
CARMEN: ¿Y le parece poco?.
ROSALIA: Optimismo.....¡Optimismo Doña Carmen!.
(Afuera se escuchan voces y mucho ruido).
NICOLAS: ¿Y qué estará pasando allá afuera?.
ANA: (Entra despacio. Todos la miran. Se recuesta de una pared. El ruido aumenta. Permanece con la cabeza baja. Todos se levantan. Nicolás se acerca lentamente).
NICOLAS: ¿Qué pasó Anita?.
ANA: Tony, también se fue.
(El ruido va en aumento. Se escucha ruido en el techo de la casa).
RAFAEL: ¿Estás segura?.
ANA: Si papá.....
Carmen se levanta y sale por la puerta de la cocina.
ROSALIA: Doña Carmen......oiga.....¡oiga!.
(El ruido continua). (Rosalía sale detrás de Doña Carmen)
NICOLAS: ¿Y qué es todo ese ruido?.
ANA: Los muchachos están tumbando la antena.
RAFAEL: ¿Tumbándola?.
ANA: Si papá. (El ruido disminuye)
NICOLAS: Voy a ver qué puedo hacer....
Rafael se desploma en una silla. Ana lo observa. Todo queda en completo silencio. Eduardo aparece, cruza el recibo sin decir nada. Ana pasa al lado de su papá. Se detiene un momento. Da la vuelta y sale. Eduardo entra de nuevo con una cerveza en la mano. Se dirige al televisor y lo enciende. Se sienta a ver televisión mientras toma. Rosalía cruza el escenario y recoge su cartera.
ROSALIA: Hasta luego, Don Rafael.
La luz disminuye, solo quedan iluminados los dos personajes, Al fondo la luz del televisor. De pronto Eduardo se levanta, agarra una silla y se sienta frente al papá.
RAFAEL: ¿Qué pasa?.
EDUARDO: Viejo, no se preocupe. Fíjese, mientras salí de aquí estuve pensando. (Se entusiasma, se levanta). Fíjese papá, un buen negocio en este momento sería....
Se apaga violentamente la luz. Todo el escenario queda en lo oscuro.

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