domingo, 7 de febrero de 2010

TEATRO BREVE

OBRAS DE TEATRO BREVE ESCRITAS POR INES MUÑOZ AGUIRRE
- Riesgo clasificado
- El Ascensor
- Violaceo
- Aquí no pasa nada
- Antesala

PARA LEER:


ANTESALA
Autor: Inés Muñoz Aguirre

Sala de espera. Fría. Excesivamente aséptica. Blanca. Un escritorio vacío. Detrás de el un pequeño espejo. Cinco sillas. Tres de ellas están ocupadas por mujeres totalmente distintas, tanto en su apariencia como en su forma de comportarse y edad. Carla mira impaciente de un lado a otro. Ana Julia se para y camina recorriendo el espacio detalladamente. Miriam hojea tranquilamente un revista. Carla saca un espejo y se pinta los labios. Ana Julia se sienta. Miriam las observa sobre la revista.
ANA JULIA: ¿Les molesta que fume?. Me gustaría mucho fumarme un cigarrillo. Uno solo.
CARLA:Mi amor, fumar es una de las acciones más glamorosas que existe, por mi puedes fumarte todos los cigarrillos que quieras. (Guarda la pintura y saca un cepillo de pelo ).
ANA JULIA: Les juro que es uno solo y ya. Por si no lo saben el cigarrillo da cáncer. Si, está comprobadisimo. Si no se han dado cuenta en Estados Unidos hay un montón de lugares públicos donde no dejan fumar.
MIRIAM: Yo no tengo problema.
ANA JULIA: Gracias (Buscando de inmediato en el bolso, enciende el cigarrillo ) . La verdad es que no lo hago con frecuencia, pero cuando estoy nerviosa no lo puedo evitar. Se me produce una especie de angustia que no me deja ni pensar y tengo que fumar, fumar y fumar. (Extiende la cajetilla hacia Carla ). ¿Quieres?.
CARLA: (Se cepilla el pelo lentamente y con cuidado ). No gracias. Ahora no. Yo solo fumo después de las comidas y cuando bebo.
ANA JULIA: (Extendiéndole la cajetilla a Miriam ) ¿Y tu?.
MIRIAM: No gracias. Yo no fumo. (Cierra la revista que estaba hojeando y se levanta a colocarla en la mesa, mientras Ana Julia guarda la caja de cigarrillos. ) . Que raro que no ha llegado nadie. Yo tengo aquí una hora y si no hubiera sido porque el vigilante abrió la puerta, estaríamos esperando afuera.
CARLA: (Dejando de cepillarse el pelo ) Bueno, ya vendrán. Me imagino que todos estos médicos famosos son iguales. Imagínense que yo pedí la cita hace dos meses, y no me pudo atender antes.
MIRIAM: (Volviendo a sentarse ) Es que tengo entendido que atiende cuatro pacientes por día.
CARLA: (Levantándose. Se dirige hacia la puerta del consultorio ) Déjenme ver si veo a alguien para preguntarle.
ANA JULIA: Si. Sólo atiende cuatro. Ya yo he venido antes. Claro siempre la secretaria está aquí puntualisima. El es el que llega un poco tarde, después que opera y visita a todas las pacientes que tiene hospitalizadas.
CARLA: (Devolviéndose ) No hay nadie. ¿Y cómo es el, guapo?
ANA JULIA: Bueno, no. Es un hombre normal. No se, un poco calvo. Demasiado alto para mi gusto.
CARLA: A mi me encantan los calvos me parecen tan sensuales. (En ese momento repica el teléfono, se miran unas a otras sin saber que hacer ).
ANA JULIA: (Mirando a Miriam ) ¿Por qué no atiende una de ustedes? No sabemos si es el doctor o la secretaria para avisar que no vienen. A veces pasan estas cosas y me ponen tan nerviosa. Tengo una especie de sindrome que no me permite esperar. Me pone los nervios de punta.
MIRIAM: Yo no voy a atender. A mi me da mucha vergüenza.
CARLA: Yo atiendo. Yo atiendo. (Ana Julia y Mirían se paran alrededor ) ¿Aló?. Si. Si. Ah no. No soy la secretaria. Ella no ha llegado. El tampoco. No. No le sabría decir. ¿Ah, cómo?. ¿La actriz de televisión?. Muy bien. Pero dígame su nombre. ¿Qué, que no me lo va a decir?. Bueno, está bien. Cuando ella llegue yo le doy su mensaje. (Cuelga el teléfono).
ANA JULIA: ¿Quién era?.
CARLA: No se, no quiso decir. Una actriz que va a llegar un poco más tarde. (Se queda mirando fijamente a Miríam, se acerca agarrándole el collar ). Oye, ¡que collar tan bonito!
MIRÍA: Gracias. Me lo regalo mi marido.
CARLA: Me lo prestas un momento.
MIRIAM: (Procediendo a quitárselo ) Si, como no. (Se lo entrega. Carla lo toma rápidamente y se para frente al pequeño espejo y se lo pone ).
MIRIAM: (Dirigiéndose a Ana Julia ) ¿Y tu ya te operaste?.
ANA JULIA: No. No. Vine a fijar la fecha de la operación, por eso es que estoy tan nerviosa. Paranoica podría decoir. Fijar una fecha de operación me parece terrible, es como poner tu vida en el filo de una ventana, esperando solamente que de un empujoncito se caiga al vacío y ya. Se acabó la historia. Después de eso, ya no habrá más nada que contar. Solamento aquellos que te recuerdan con la misma historia de siempre: Pobrecita, tan jóven. Otros: Ella si que era buena. Otros más: Nunca conocí a nadie con tan buen humor y tan excelente paciencia.
CARLA: (Volteándose hacia Ana Julia ). Mi amor, pero eso parece una telenovela. Hoy en día una operación de cirugía plástica es un juego de niños. Sobre todo cuando te la haces con un médico tan famoso como este. Si hasta dicen que fue discípulo del brasileño. Aquí vienen a operarse mujeres de todo el mundo en lugar de ir a Brasil, porque el viaje además les sale por la mitad, tanto en dinero como en distancia. Bueno, a mi han dicho que hasta La Jurado la operó él. (En ese momento entra la secretaria ).
ISABEL: Buenas tardes. (Dirigiéndose hacia su escritorio ). Disculpen la tardanza. Ahora que ya estoy aquí les agradesco un máximo de silencio. Al Doctor no le gusta que haya bulla en su consultorio.
MIRIAM: Buenas Tardes. (Carla se quita apresuradamente el collar . Se lo entrega a Miriam y se sienta al lado de ella, en actitud de que no ha pasado nada).
ANA JULIA: (Dirigiéndose a la secretaria) ¿Cómo estás Isabel?. Ya estaba comentando yo, que tu siempre llegas primero que el doctor. También pens`é, algo le debe haber pasado. Esta ciudad es impredecible, sales y te atracan, o un carro te lleva por delante. Yo cada vez que voy a salir de mi casa, me tomo un tranquilizante, sino no podría enfrentar la realidad.
ISABEL: (Sacando una carpeta de la gaveta del escritorio, guarda su cartera) Si. De alguna forma usted tiene razón, lo que pasa es que hoy me agarro una tranca terrible en la autopista.
CARLA: Oiga señorita.
ISABEL: Dígame.
CARLA: Disculpe. Pero el teléfono ese comenzó a repicar y no sabíamos que podía ser. Así que yo cometí el abuso de atenderlo y el único mensaje que dejaron es que la actriz de televisión que tiene cita hoy, va a llegar un poco más tarde.
ISABEL: Ah, está bien. Se lo agradezco.
CARLA: ¿Y quién es?
ISABEL: Lo siento pero no estoy autorizada para decirlo.
CARLA: Total, si llega, seguramente que la veremos. ¿O es que va a venir con antifaz?
ISABEL: Usted debe saber que aquí viene mucha gente conocida, pero de ahí a que yo esté diciendo sus nombres, eso es otra cosa.(Cambiando de actitud se dirige amablemente a Ana Julia ). Vamos a ver. ¿Trajo los exámenes?
ANA JULIA: (Entregándoselos) Si, aquí están. Te ruego que me digas si hay algo malo. Claro, todos los examenes traen unos numeritos a la derecha donde te indican los valores normales. Yo los revisé uno por uno, pero vaya usted a saber si hal algo que uno no entiende. Y Ya, allí está el descubrimiento de una nueva enfermedad.
ISABEL: Tome asiento un momento, mientras anoto algunas cosas (Procede a tomar nota en la carpeta )
MIRIAM: (Dirigiéndose a Ana Julia ) ¿Qué te vas a operar?.
ANA JULIA: Bueno tengo el tabique desviado yo no se por que. Nunca me di un golpe ni nada de esas cosas que le pasan a la gente, accidentes, pelotazos, que se yo. Pero desde hace un tiempo me empecé a fijar cuando me veía en el espejo que tenía la nariz rara. Después me empezó a doler y finalmente vinieron los problemas de respiración. En la noche no podía dormir, pensaba que me iba a asfixiar saben. Es algo horrible, empezaba a sentir taquicardia. Claro, yo fui al cardiologo y no era el corazón, era la nariz que no me permitía respirar bien.
CARLA: Yo te aconsejo que te operes. Aprovecha, aprovecha esta oportunidad y te arreglas cualquier detallito que tengas en la cara. Mira, por ejemplo ahí tienes unas verrugas, unas cosas en el cuello. Que te las saque. Además si es por un problema de tabique, hasta le podrás sacar la operación al seguro.
ANA JULIA: Bueno eso espero porque lo que le voy a pagar al doctor por esta operación no me lo he gastado nunca en nada. Lo que pasa es que una amiga me dijo que viniera con el, porque ella piensa como tu, que si hay que operarse, hay que aprovechar de hacerse todo lo posible.
MIRIAM: Bueno, yo creo que una operación siempre es una operación, pero uno como mujer tiene que hacer tantas cosas por mantenerse bien, para que los maridos no nos abandonen.
CARLA: Yo creo que en la vida de una mujer hay unos cuantos elementos importantes, con los cuales hay que cumplir: Perder la virginidad lo antes posible. Un buen estuche de maquillaje de la mejor marca . Un espejo de esos espectaculares, ustedes saben de los que ocupan una pared completa para que uno se pueda ver de cuerpo entero. Un buen modista, marica por supuesto, para uno poder contarle sus intimidades y el mejor y más caro de los cirujanos plásticos.
ISABEL: Tenga señora Ana (Extendiéndole los exámenes. Ana se levanta y los toma ).
ANA JULIA: ¿Cómo están los exámenes Isabel?. ¿Es verdad que salió todo bien?.Dimelo por favor y si hay algo malo dimelo también, lo quiero saber. Bueno, no, mejor no me lo digas prefiero morirme sin saber que ,e estoy muriendo.
ISABEL: Si, por supuesto. Yo le vuelvo a repetir que no tiene porque preocuparse.
ANA JULIA: Ay , ya lo se Isabel, pero es que estoy tan nerviosa. El Doctor me dice que en realidad esta es una operación sin muchos riesgos. Ya me hice todos los exámenes. Estos eran los únicos que faltaban. (Regresando a su asiento, se dirige a Carla y a Miriam). Pero es que uno oye cada cuento de las operaciones. Dígame esa gente que le ponen más anestesia de la necesaria y se quedan como vegetales para el resto de la vida. A mi eso me aterroriza.
CARLA: Más te tendrían que aterrorizar otras cosas. ¿Tu tienes novio?
ANA JULIA: No
CARLA: ¡Ajá! ¿ Ves?. Tienes que operarte, ponerte bella para conseguirte un novio. Yo no se, pero yo creo que más vale quedarse dormido para el resto de la vida, si no se tiene un novio al lado.
MIRIAM: Bueno, a veces se tienen y uno no sabe que es lo que quieren. (Se levanta y se para de frente ). ¿Ustedes me ven muy mal?
ANA JULIA: ¿Cómo?. ¿Está enferma de gravedad?.
MIRIAM: No, no. Digo . Mi apariencia.
CARLA: No chica de ninguna manera, tu eres una mujer muy bella, lo que te noto es así como deprimida...
MIRIAM: Es que vengo a ver al doctor, porque mi marido después de veinticinco años de casados está saliendo con una muchachita de diez y nueve años.
CARLA: ¡Ja!. Me estás dando toda la razón. Yo siempre le digo a mis amigas que Lo que pasa es que el cirujano plástico te viene empaquetadito con los sentimientos apasionados, con el fuego y el deseo que te trae el amor. Bueno claro, tu lo que tienes es un despecho, pero en el fondo es lo mismo. Las ganas de recuperar a tu marido.
ISABEL: ¡Disculpen!. ¿Quién de las dos llegó primero?.
MIRIAM: (Se levanta, dirigiéndose al escritorio de la secretaria) Yo. Yo llegué primero.
ISABEL: (Entregándole una planilla) Tenga. Llene toda esta planilla con sus datos, por favor. (Isabel se devuelve a su silla y comienza a llenar la planilla)
ANA JULIA: Yo no se. (Se dirige a Carla ).No estoy de acuerdo, no creo que una cirugía plástica sea la forma ni para buscar novio, ni para recuperar el marido. La gente tiene que envejecer con dignidad.
ISABEL: Tenga (Extendiéndole la planilla a Carla) Llénela, por favor.
CARLA : (Toma la planilla y se queda al lado del escritorio). ¿Tienes un bolígrafo? (Isabel le extiende uno. Se levanta y entra un momento al consultorio del Doctor.)
ANA JULIA: Yo pienso todos los días, ¿ Y si con esto de la nariz me cambia mucho la cara?. Nunca he podido entender esas mujeres que se cambian todo y se convierten en otra persona. ¿Qué te pasa entonces, te cambian los sentimientos?. Yo creo que de alguna forma el físico tiene que ver con la personalidad.
MIRIAM: Bueno, yo no quiero hacerme grandes cambios, lo que quiero es hablar con el doctor de eso que llaman refrescamiento.
CARLA: Yo les confieso una cosa Yo estoy saliendo con un tipaso al que le llevo 8 años. Un día después de pasar toda la noche en una discoteca me senté completamente desnuda frente al espejo para observarme detalladamente, el análisis fue de terror. Fíjense (Sale de detrás del escritorio ) Acérquense acá. ( Ana Julia y Miriam, se acercan ) .Ustedes se tienen que dar cuenta, porque ciegas no son. Ya me empezaron a salir las benditas patas de gallina. Los labios me los veo como un poquito caídos, pero lo que me aterra realmente es lo de la bendita papada y eso que todos los días me doy cien masajes.
ANA JULIA: ¿Masajes?.
CARLA: Si. Así. (Pasa sus manos una y otra vez debajo del mentón). Vamos háganlo. Pónganse aquí, totalmente frente a mi, para que me puedan ver. (Ana Julia y Miriam obedecen de inmediato y comienza a repetir los movimientos que les indica Carla ). Muy bien. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. (Isabel sale del consultorio y se queda observándolas ) Ven, tu también, tu también, ponte ahí detrás de ellas.
ISABEL: No, no. Gracias. No se preocupe.
CARLA: Ponte chica es solo un momento, nada más para que aprendan a hacerlos. (Isabel se coloca en el grupo y comienza a hacer el ejercicio) Aunque a ti no te hará falta, trabajando con el doctor (Sin parar de hacer los ejercicios ) el día que se te caiga la papada, me imagino que por lo menos te hará un descuento. ¡Muy bien! (Desliza las manos de un lado a otro ) También así, hacia los lados. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis.
ANA JULIA: Se empieza a sentir calor en el cuello.
MIRIAM: ¿Y cuántas veces hay que hacerlos?
CARLA: Todas las veces que puedan en el día. Dicen que eso ayuda a quemar la grasa que se va formando aquí. (Repica el teléfono, Isabel se dirige a atenderlo, el grupo se rompe y cada quien se dirige a su lugar ).
ISABEL: Aló. Si. ¿Cómo está doctor?
CARLA: Pero también les digo una cosa, yo les puedo enseñar estos ejercicios, puedo hacerlos todos los días, pero no puedo vivir esclava de ellos.
ISABEL: Si. Yo llamé a España y le avisé la hora del vuelo. Una limosina la va a esperar al aeropuerto.
CARLA: Yo, claro que me pienso operar todo lo que pueda. Total eso es una sola operación, te estiran así (Marcándose la cara con las manos ) para atrás y enseguida te quedas como nueva.
ISABEL: Si. tres pacientes. Bueno, usted sabe la actriz esa de televisión también tenía cita pero la suspendió.
CARLA: Además me encantaría subirme los senos y ahora hay unas bolsas de aire con un liquido de no se que, que le ponen a uno en las nalgas. Mi amor yo he visto cada pompi por ahí que me producen una envidia. ......
ANA JULIA: ¿Ustedes no supieron el cuento ese de una doctora que le quiso dar la sorpresa al esposo de operarse la cara?. Era el regalo que le iba a dar de cumpleaños. Inventó que se iba de viaje y bueno, no volvió del supuesto viaje porque se murió.
CARLA: Bueno, pero murió en un acto de amor y de estética.
ISABEL: Está bien, doctor. ¡Suerte!. (Cuelga el teléfono. Saca una carpeta con unos papeles. Escribe.)
CARLA: Yo tampoco le voy a decir a Tony de cada operación, ah, porque en eso si que estoy bien clara, yo no me dejo ver hasta estar completamente bien. Mucho menos después de todo lo que hago por el: uso minifaldas, me pongo chaquetas de cuero, los fines de semana no me quito un mono deportivo, uso bikini, así apretadito y lo más pequeño que puedo, de colores brillantes y finalmente el paso decisivo es la operación, porque yo no voy a esperar a que se me caigan los brazos y que me cuelguen como un faralao. Los faralaos son bonitos nada más en las faldas, mi amor.
ISABEL: Señoras. Disculpen. El Doctor acaba de llamar que tiene un problema.
ANA JULIA: ¿Algo con una paciente?
ISABEL: No señora Ana Julia. Tenía que firmar unos documentos y el abogado se retrasó, pero me dijo que ya conocía de sus exámenes porque habló al laboratorio, así que aquí tiene la orden de hospitalización para mañana. (Le entrega un papel, que Ana Julia agarra muda y empalidecida ). La operación es pasado mañana a las siete de la mañana.
CARLA: ¡Felicitaciones, chica!. ¡Que suerte!. Ya verás como te vas a sentir después.
ANA JULIA: Bueno está bien. Gracias. Entonces me voy a arreglar todo. Pero ya va, déjenme prender un cigarrillo. (Saca el cigarro del bolso y lo enciende )
ISABEL: Si, pero antes pase por administración que está en el piso tres, para dejar listo el ingreso.
ANA JULIA: Bueno, si. Está bien hasta luego. (Agarra su cartera y sale de escena)
ISABEL: (Dirigiéndose a Carla y a Miriam ) ¿Y sus planillas?.
CARLA: ¡Ay, es verdad!. Aquí está la mía. (Miriam toma la de ella que la había dejado sobre la silla y la entrega)
MIRIAM: Aquí está, pero ¿cuándo puedo volver?.
ISABEL: (Revisa las planillas en silencio, dirigiéndose a Carla ) No colocó su edad.
CARLA: Ni la pienso colocar. La peor ofensa que se le puede hacer a una mujer es preguntarle la edad. Y si eso es impedimento para que me opere, busco otro médico y ya.
ISABEL: No. no, de ninguna manera. Espere un momento, por favor. (Se dirige a Miriam ) Usted si está interesada en lo de la operación. ¿Verdad?.
MIRIAM: Por supuesto que si.
ISABEL: Entonces, le pongo la cita para pasado mañana a las cuatro de la tarde. Y disculpe la pérdida de tiempo.
MIRIAM: Bueno. Muchas gracias. Hasta pasado mañana (Sale ). ( Carla camina apresuradamente detrás de ella cuando se convence que no queda nadie, se voltea y se dirige a Isabel )
CARLA: ¡Bueno!. Cayeron dos. ¿Y mi cheque?
ISABEL: Toma. (Carla se lo arranca prácticamente de las manos. Agarra su cartera y se dispone a salir ). Que sea la última vez que me haces lo de la edad ¿okey?. Y dile al estúpido ese que si no fuera por mi, ya no tendría clientes. Que vaya pensando en dos cosas, en aumentarme la comisión y cambiarme el papelito este, porque uno se cansa.

TELON.

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