viernes, 3 de septiembre de 2010

ESTADOS CIRCULARES

ESTADOS CIRCULARES

PERSONAJES
ALEX: Constitución fuerte, de unos 32 años. De movimientos ágiles. Desenvuelto.
GERARDO: Está entre los 20 y 30 años, su edad no se puede definir con exactitud. Su apariencia demuestra todo lo contrario a Alex.
ALBA: De unos 27 años, quizá algo sumisa, pero no se puede asegurar nada. A veces parece una sombra, a veces, parece más dominante que todos los que la rodean.

(Rampas. Láminas transparentes. Una ventana. Cualquier otra cosa que simule un faro. El ambiente es de una total irrealidad. Un semicírculo de mecates completa la idea general de donde están. Es de noche. Una mujer pensativa mira a través de la ventana. Alex se encuentra sentado frente a una vieja mesa, mientras Gerardo deambula)

GERARDO: (Con temor) ....¿Y ahora?
ALEX: (Firme) .........No sé.
GERARDO: ¿Cómo no sabes?
ALEX: Por favor Gerardo, basta ya.
GERARDO: Siempre es lo mismo
ALEX: Sí, siempre es lo mismo. ¿Y?
GERARDO: Es que yo......
ALEX: Bueno, ya pasó todo. ¿Qué caso tiene lamentarse?
GERARDO: Sí, supongo que.......
ALEX: ¿Quieres un poco de manzana?
GERARDO: No
ALEX: ¿Y vino?
GERARDO: No, de verdad que no.
ALEX: Toma un poco de vino. (Se acerca) Este es de buena cosecha, te lo aseguro. La última vez que tomé vino estaba agrio. ¿Te digo la verdad? Me dio un dolor de estómago que casi muero, pero ya ves, estoy aquí como si nada. Cuántas veces en la vida uno cree que llegó el fin y después todo sigue tan normal. Anda, come un poco de manzana y toma una copa de vino, verás como después te sientes mucho mejor.
GERARDO: Quizás tengas razón (Toma el vaso y el pedazo de manzana)
ALEX: Claro que sí, todo es cuestión de acostumbrarse.
ALBA: ¿Qué hora es?
GERARDO: Las doce y media
ALBA: ¿Y tendremos que esperar a que amanezca?
ALEX: Sí, como que no queda otra alternativa
ALBA: Las horas pasan muy lentas
ALEX: El tiempo siempre es lo mismo y pasa de igual forma todos los días.
ALBA: Lo sé. Pero hoy es distinto, es como si de pronto me hiciera mucho más vieja. Como que si todo se hiciera más doloroso.
ALEX: Ya. Ya está bien. No exageres, para empezar eres demasiado joven para expresarte de esa manera.
GERARDO: ¿Por qué no rezamos?
ALEX: ¿Qué?
GERARDO: Rezar, rezar un poco.
ALEX: No puede ser cierto lo que escuchan mis oídos.
GERARDO: Pues sí....sí es cierto.
ALEX: ¡Cobarde! Lo que estás es muerto de miedo. Como si no te conociera....¿Rezar tú? .....como si creyeras en algo.
ALBA: Bueno, basta ya. Este no es momento para discusiones.
ALEX: No estoy discutiendo, estoy ordenando, que es distinto.
ALBA: Todos tenemos la misma responsabilidad en esto y también los mismos derechos.
ALEX: No te hagas la ofendida.
ALBA: No lo estoy. Sólo intento que evites ofendernos
ALEX: Nos estamos pareciendo a la Sagrada Familia en una estúpida polémica....¿Por qué no olvidamos esto?
GERARDO: Porque no es tan fácil.
ALEX: Sí lo es. Todo lo que se quiere olvidar se olvida.
GERARDO: Pero no esto.
ALEX: Entonces debiste pensarlo antes.
GERARDO: No voy a discutir. No quiero discutir, no me siento bien.
(Pausa)
GERARDO: Hace frío
ALBA: Sí
GERARDO: Si tuviéramos algo con que darnos calor
ALEX: Aquí sólo hay estas velas
GERARDO: No, velas no.
ALEX: ¿Por qué no? ¿Te recuerdan también a los muertos? Párate y busca por allí algo con lo que pueda encenderla.
GERARDO: Ya voy.......ya voy. Deja que termine mi vino.
ALEX: Tú eres quien se está quejando de la temperatura.
GERARDO: Ahora sólo pido....
ALEX: (Se acerca y Gerardo, lo empuja y lo patea) Que te pares de ahí te digo.
GERARDO: (Gimiendo) Sí...sí....pero no me pegues por favor......¡Por favor Alex!......no me pegues.
ALBA: Miren. Una luz, creo que se ve una luz allá a lo lejos. (Se acercan de inmediato a la ventana)
GERARDO: ¿Dónde? ..¡¿Dónde está?!
ALBA: Allá....¿no la ves?
ALEX: No hay ninguna luz
GERARDO: Seguro. ¿Estás seguro?
ALEX: Claro que lo estoy. A esta hora no pasa ni a mil kilómetros a la redonda ninguna embarcación. (Se retira)
GERARDO: (Dudando) ¿Po.....por qué?
ALEX: (Burlón) Sienten miedo.
GERARDO: ¿Miedo?
ALEX: (Ignorando la pregunta) ¿Quieres un poco más de vino?
GERARDO: Bueno, pero sólo un poco
ALEX: ¿Y tú Alba?
ALBA: (Cortante) No.
ALEX: ¿Por qué no duermes?
ALBA: No quiero.
GERARDO: Tal vez yo....
ALEX: Aquí sólo duermen las mujeres, imbécil. A menos que aún no hayas podido superar tus conflictos de homosexualismo.
ALBA: ¿Qué pasó con las velas?
GERARDO: Ah..........sí....sí.
ALEX: ¿Conseguiste con qué encenderlas?
GERARDO: Espera.......espera un poco......creo que yo....(Da vueltas por el lugar mientras revisa).....aquí, aquí están.......toma.
ALEX: ¿Dónde las ponemos?....veamos...veamos. (Desplazándose de un sitio a otro) No....no, aquí no están bien...mejor allí en el centro, como que si.......¿a ver?....no, tampoco. Aquí me gustan, sí, mejor en esta esquina......¡Bella penumbra!, como un cuento de misterio (dirigiéndose a Gerardo) ¿...verdad angelito? (Se acerca y lo empuja)......vamos, ¡enciéndelas!
GERADO: Pero yo te di.....
ALEX: ¡ Enciéndelas! (gritando)
GERARDO: Sí...sí, pero no me grites
ALEX: ¿Gritarte yo? ¿Cómo crees que voy a perder mis energías gritándole a un imbécil como tú? (Gerardo enciende las velas. Hay un breve silencio)
ALBA: ¿Por qué sienten miedo los pescadores de venir por esta zona?
ALEX: Hay muchas historias
ALBA: ¿Historias?
ALEX: Papá, siempre les hizo creer cosas extrañas para que no lo molestaran
ALBA: ¿Cómo cuáles?
ALEX: No sé. Necedades.....que si conversaba con los espíritus del mar...
ALBA: ¿Espíritus del mar?
ALEX: Si, sirenas blancas que salen de noche y un gran dragón
GERARDO: Yo nunca lo escuché
ALEX: ¿Qué tratas de decirme, que estoy mintiendo?
GERARDO: No. No es eso. Sólo te digo que yo nunca lo escuché
ALEX: Pues yo sí......Y eso es suficiente
ALBA: ¿Y por qué contaba todas esas historias?
ALEX: Aún no lo has entendido?
ALBA: No
ALEX: El viejo, a pesar de todo era muy astuto. Supongo que era la única forma de poder dormir tranquilo
ALBA: ¿Por qué?
ALEX: En el puerto hay mucha miseria. Creo que siempre trató de evitar que esos muertos de hambre llegaran hasta aquí, por temor a que lo mataran para robarlo
ALBA: Pero si nadie sabía de su dinero
ALEX: Claro que no. ¿Quién iba a suponer que un viejo como él, mal vestido y viviendo en un faro mugriento como éste, podía tener algo de dinero?
ALBA: ¿Pero entonces?
ALEX: Sólo trataba de no despertar sospechas
GERARDO: ¿Oyeron eso?
ALEX: ¿Qué?
GERARDO: Un ruido, allá atrás.
ALEX: Serán las ratas
GERARDO: ¿Qué ratas? Aquí no hay ratas
ALEX: Que son las ratas te digo
GERARDO: Fue una especie de quejido
ALEX: Ya basta
GERARDO: Y si es que no...
ALEX: Yo estoy seguro. Bien seguro de lo que hago....y tú (Dirigiéndose a Alba) quítate ya de esa ventana. Te dije que no hay peligro. ¿Qué importancia puede tener que yo duerma un rato? Tengo sueño y además, no me siento bien.
ALEX: ¿Qué le pasa al bebé, le duele la cabecita?
GERARDO: ¿Por qué te ensañas conmigo de esta manera?
ALEX: ¿Sabes lo qué te pasa?, que eres un grandísimo cobarde y en el fondo lo que deseas es salir corriendo de aquí y lavarte las manos como Pilatos, pero no, no vas a salir, porque ya estás metido en esto hasta el cuello y de nada te vale ahora arrepentirte. Lo hecho, hecho está y así se queda
GERARDO: Sí, sí, tengo miedo y no me da vergüenza decirlo
ALEX: No, claro. Yo sé que no te da vergüenza, pero debía dártela, ¿Sabes?. Ya no eres un niño para que trates de llamar la atención.
GERARDO: Si yo nunca he llamado...
ALEX: Ya me vas a salir con tu complejo de inferioridad, me extrañaba mucho que que....
GERARDO: No es complejo de inferioridad, pero tú siempre te has creído el genio. Tú siempre has esperado que todos, incluyéndome, estén pendientes de ti.
ALEX: No tengo la culpa de ser más inteligente. Y eso sí es verdad. Ese ha sido siempre tu problema: mi inteligencia, mis premios, la gente que anda detrás de mí escuchando mis ideas, porque soy un líder, y tú no has logrado serlo....(Mirando hacia la ventana)....Alba....
ALBA: Dime....
ALEX: ES la última vez que te digo que te quites de la ventana....y tú Gerardo, quiero que sepas que nadie es líder, simplemente porque lo desee, los líderes nacen y crecen, crecen, crecen en campos distintos. Si, y llevan grupos que los siguen y los obedecen. Si tienes buenas razones podrías explicarme qué sería del mundo si no hubiera gente como yo....- andarían todos por allí, desperdigados, sin saber qué hacer....y en el fondo, reconócelo, en el fondo hubo muchas veces en las que me admiraste, en que deseaste sentarte y escucharme. En el fondo, siempre quisiste seguirme y hacer lo que yo te ordenara y al fin lo conseguiste, estás aquí porque yo he querido que estés. Yo soy el que decidió compartir contigo este momento.
GERARDO: ¡Mentira! ....¡Mentira! Estoy aquí porque yo quiero. Eres....eres...¡eres una mierda !....cómo te odio....te odio....te odio. (Caen uno encima del otro dándose golpes. De pronto se escucha una campanada fuerte. Se separan de inmediato. (Alba ha estado todo este tiempo frente a la ventana)
GERARDO: ¿Qué fue eso’
ALEX: Una campana. ¿O acaso no la escuchaste?
ALBA: ¿Sabías lo de la campana?
ALEX: No, la verdad es que no lo sabía.
GERARDO: ¿Ves? ¿Te das cuenta? Algún detalle tenía que quedar suelto, ahora nos descubrirán.
ALEX: Cállate....(Se dirige a Alba) ¿Viste a alguien?
ALBA: No. Todo está muy oscuro.
GERARDO: ¿No dijiste que nadie se acerca hasta acá?
ALEX: Yo sé lo que hago.
GERARDO: Sí, ya lo veo
ALEX: Párate de ahí, ahora vas a bajar hasta que consigas esa campana.
GERARDO: ¿Por qué yo?
ALEX: ¿Por qué? ....Por que me das la gana. ¿Está bien? Vamos. date prisa.
GERARDO: Pero es que allá abajo todo está muy oscuro
Alba: por aquí teníamos una linterna. Lo recuerdo.
ALEX: Eso es, te llevas una linterna y revisas bien todo.
ALBA: Creo que comienza a llover
ALEX: Muy bien la naturaleza se pone de nuestra parte. Eso nos ayudará.
GERATRDO: Alex, por favor, no quiero bajar....Alex...yo haré lo que me pidas, pero eso no, puede venir alguien y entonces yo seré capaz de decírselo todo. Alex....escúchame...te lo ruego, Alex...
ALEX: Vamos Gerardo, sin miedo. Ya tú no eres un niño....¿Te acuerdas cuando eras pequeño?
GERARDO: Sí Alex
ALEX: De noche te daban pesadillas y gritabas.
GERARDO: Ajá.
ALEX: Como el cuarto de papá y mamá quedaba lejos, no te escuchaban.
GERARDO: Sí, y tú me dabas un lado de la cama.
ALEX; Y tu te ponías muy cerca de mí, hasta sentir el calor de mi cuerpo
GERARDO: Sólo así se me quitaba el miedo.
ALEX: Claro, y yo como tu hermano mayor te cobijaba en mis brazos. ¿Te acuerdas?
GERARDO: Claro Alex.....cómo voy a olvidarlo.
ALEX: Entonces pequeño, que te cuesta echarme una mano, sólo te estoy pidiendo que me ayudes, que bajes al sótano del faro y desconectes ese reloj.
GERARDO: Sí Alex.
ALEX: Tu sabes que nunca he sido bueno en los trabajos manuales, en cambio tú, siempre te aplicaste a ese tipo de actividad. En el fondo muchas veces te he envidiado por eso; bueno, pero ya basta de recuerdos, baja y déshazte del sonido de la campana.
(Gerardo sale de escena ya sin miedo. Alex vuelve a sentarse en la mesa y come pan)
ALEX: Alba, ¿no crees que ya está bien eso de estar parada en la ventana, como si esperaras ansiosamente la llegada de alguien o por el contrario, como si quisieras escaparte por ella?
ALBA: Tu sabes que no es ninguna de las dos cosas.
ALEX: Entonces, ¿por qué no vienes aquí conmigo y te tomas una copa de vino?
ALBA: Alex, ¿te hace feliz destruir a los seres humanos, humillarlos, burlarte de sus debilidades?
ALEX ¿ A qué viene esto a ésta hora?
ALBA: Viene por....
ALEX: Sí, ya lo sé, por el tonto de Gerardo.
ALKBA: No puedes ser injusto.
ALEX: ¿Y quién dice que lo soy?
ALBA: ¡Alex, por Dios!, hasta te complaces en engañarte a ti mismo. Toda tu vida no es más que una cadena de injusticias y ahora te quieres ver como un bendito.
ALEX: ¡Ya basta! Yo no te he pedido la opinión que tienes sobre mí.
ALBA: Ya lo sé. Tampoco es tu costumbre pedir opiniones a nadie. Decides y todos obedecemos. Después ya no nos queda ni la oportunidad de arrepentirnos.
ALEX: Si estás arrepentida puedes largarte.
ALBA: Lo dices porque sabes que no voy a hacerlo. Porque sabes que estoy metida en esto hasta el cuello, y que tú serás el primero en impedir que me marche, por miedo a que te delate. Pero no te molestes en sugerir tonterías, porque yo soy tan cobarde como Gerardo, y cuando se filtre el primer rayo de luz por esa ventana, yo también estaré aquí y no seré la única arrepentida de lo que hemos hecho, porque ahora Alex, todo parece muy sencillo. En la noche entre las sombras se oculta cualquier cosa, pero no hay nada que la luz del sol no descubra. De día, sí, de día es cuando podemos observar todas las miserias, y tú, Gerardo y yo, no somos más que unos miserables, por eso mandaste a desconectar el reloj, porque sabes que con cada minuto que pase, que cada vez que suenen esas campanas, tendrás que tomar conciencia del fin que se acerca. Pero no olvides que no porque Gerardo esté allá abajo regocijándose de sus habilidades manuales, que no por que tu estés allí maldiciéndome silenciosamente y deseándome el infierno, que no porque ocultes el miedo de abrir esa puerta y ver en qué estado está todo allí adentro....que no....
ALEX: ¡Basta! ¡Basta ya! Ni una palabra más si no quieres que te mate ahora mismo. (La agarra fuertemente por la muñeca, torciéndole el brazo)
ALBA: Suéltame
ALEX: Te voy a matar como vuelvas a hablarme de ese modo.
GERARDO: (Entrando) ¿Qué pasa?
ALEX: (Empuja violentamente a Alba. Después un breve silencio) No pasa nada.
GERARDO: Es que oí voces y ....
ALEX: TE asustaste.
GERARDO: No.
ALEX: ¿Desconectaste la campana?
GERARDO: Sí, en realidad no fue muy difícil. Las cuerdas ya estaban viejas y gastadas.
ALEX:; Muy bien, muchacho. Creo que ahora sí llegó el momento en que puedas dormir. Te mereces un descanso.
GERARDO: ¿Tienes un cigarrillo?
ALEX: No
ALBA: ¿Quién se toma conmigo, esta última copa de vino?

GERARDO: Creo que es mejor
ALEX: ¿Qué es lo que pasa?
ALBA: Solo los estoy invitando a una copa de vino.
ALEX: (Dirigiéndose a Gerardo) ¿Vas a dormir o no?
GERARDO: Es que dentro de unas horas saldrá el sol y ....

ALEX: Precisamente, ésa es la mejor razón para que aprovechemos de dormir un rato antes de que....
ALBA: Yo no quiero.
ALEX: ¿Cómo qué no quieres? Esto no es un funeral. Acuéstate al lado de tu ventana si quieres, quizás así duermas un poco más tranquila. (Gerardo está acostado en el piso mirando por debajo de la rendija de la puerta del fondo) y TÚ....(Volteando)....Gerardo....Gerardo....¿Qué haces?
GERARDO: (Sentándose) ¿Cuánto tardan los cadáveres en empezar a descomponerse?
ALEX: ¿Por qué?
GERARDO: ¿Cuánto tardan?
ALEX: Horas.días...
GERARDO: ¿Cuánto tardan?
ALEX: No lo sé...No lo sé.
GERARDO: Dicen que huelen muy mal.
ALEX: Es posible. Todo lo que se descompone huele mal.
GERARDO: (Como desvariando) Cuando estábamos pequeños, no me gustaba dormir derecho, porque me daba la impresión de que estaba muerto.
ALEX: ¿A qué viene eso ahora?
GERARDO: Y recuerdo que algunas veces me acerqué a la cama de papá, en silencio. Entonces, temblando de miedo me quedaba observándolo hasta que veía que su pecho oscilaba lentamente. Sólo así me convencía que estaba vivo. Entonces iba y me metía en mi cama nuevamente.
ALEX: Gerardo quiero acostarme un rato.
GERARDO: Recuerda que antes me dijiste que yo sólo deseaba dormir porque soy un cobarde homosexual, que aún no supera sus conflictos.
ASLEX: Yo no dije eso.
GERARDO: Sí lo dijiste Alex, recuérdalo por favor. Sí lo dijiste. Lo que sucede es que tus planteamientos cambian dependiendo de quién sea el afectado.
ALEX: Gerardo, no me malinterpretes, creo que lo más lógico por nuestra propia condición es...
GERARDO: ¿Qué es lo que quieres de nosotros, por qué no lo dices de una vez?
ALEX: Ya todo está dicho. No hay nada nuevo. Además yo no los obligué, ustedes accedieron, y si llegaron a un acuerdo conmigo fue porque comprendieron que también ustedes sacarían sus beneficios.
ALBA: No fue un acuerdo muy claro. Además, a mí tú no me engañas. Sé que siempre te guardas la última carta en el bolsillo.
GERARDO: Quédate con todo, te lo doy. TE lo regalo. A mí realmente no me interesa nada de esto. Entonces, ¿por qué no me dejas marchar lejos, lejos de aquí para siempre?
ALEX: Gerardo, por Dios, tú también tuviste tu momento como yo, y no lo aprovechaste.
GERARDO: Sí ya lo sé, nunca me atreví a marcharme, y por eso, por estar allí gritaba como un desesperado cuando ya no soportaba la vida que llevábamos. Fui la víctima e quienes me rodeaban. Y tú, tan feliz, siempre te marchabas.
ALBA: El manipulador. Alees, siempre ha sido el manipulador.
ALEX: Tú no sabes nada....pero tú Gerardo debes comprender una sola cosa, tú también pudiste irte y sin embargo preferiste quedarte con él, el resto de tu vida, y entiéndelo de una vez por todas, yo no soy culpable de eso.
GERARDO: Cuando tu tenías 18 años, no me atrevía a hablar. Era como si yo te molestara con mis ideas. Casi, sí, yo creo que casi llegabas a odiarme.
ALEX: Yo no te odiaba éramos distintos
GERARDO: Tu me ganabas en todo, poco a poco me ibas venciendo y yo comencé a presentirlo mientras me encerraba en mi cuarto.
ALEX: ¿A qué viene todo eso ahora?
ALBA: Bueno, ya es suficiente, esta noche no es...
GERARDO: Creo que siempre sentí miedo y muchas veces traté de disimularlo. Por nuestra sangre ha corrido la herencia del fracaso y siempre le he temido a esto, a la ruina, a quedarnos tan insatisfechos como ahora.
ALEX: Las cosas cambian Gerardo
GERARDO: Cambian para los que se van, como tú. Tú sí que has tenido la posibilidad de cambiarlas. ¿Por qué Alex, por qué no te sientas aquí frente a mí y te sinceras por una vez en tu vida....por qué?
ALEX: Tú lo sabes todo acerca de mí.
GERARDO: Y tú Alba, ¿es que tú tampoco tienes nada que decir, o ya lo has dicho todo?
ALBA: Tus problemas son tus problemas y los problemas de los dos son de ustedes, a mí no me involucren más.
GERARDO Y yo....y yo...
ALEX: Vamos Gerardo, me estabas preguntando de lo que pasa con los muertos y me sales con todo un discurso sobre viejos resentimientos. Que quede claro, que no he sido yo...
GERARDO: Sí, está bien, yo soy el que empieza según tú, pero también el que pierde.
ALEX: ¿Qué te pasa, eres imbécil?
GERARDO: Soy imbécil porque digo la verdad, porque ahora después de....
ALEX: ¿Estás arrepentido?
GERARDO: No, no estoy arrepentido
ALEX: Más te vale. La llegada del arrepentimiento es algo que jamás debe esperarse y quiero que entiendas una sola cosa, si no hubiera sido yo, tú, en mi lugar hubieras tomado la misma decisión.
GRARDO: Pero te hubiera avisado...
ALEX: Ya no había tiempo, Gerardo
GERARDO: No hubo tiempo porque no lo quisiste.
ALEX: NO es cierto.
GERARDO: ¡Alex, por Dios!
ALEX: Yo nunca te pedí explicaciones.
GERARDO: Eso ya lo sé.
ALEX: Es cuestión de respeto.
GERARDO: ¿Respeto?
ALEX: Si Gerardo, respeto.
GERARDO: ¿Quién puede hablarme a mí de respeto, si nunca nadie me ha respetado?
ALEX: Tu posición es distinta Gerardo. Tú quisiste sacrificarte. Cómo reclamas algo a lo que tú mismo llegaste, sólo querías complacer a los demás y nunca pensaste en ti mismo.
GERARDO: Eso es mentira, también pensaba en mí mismo.
ALEX: ¿Cómo?
GERARDO: Sí, pero nunca lo entendieron
ALEX: No te sigas engañando, ya no eres un niño.
GERARDO: Recuerdo que cuando comencé a trabajar, pensé que todo iba a cambiar. Durante semanas enteras estuve por las noches de caletero en el puerto y fui reuniendo algún dinero. Un día fui a una tienda y compré muebles nuevos. A los tres meses estaban llenos de grasa, sucios. Sin embargo no me detuve allí. Un día terminé agotado de limpiarlo todo. ¿Sabes qué me dijo papá?, que lo que pasaba era que yo había comprado unos muebles muy malos, que la madera no era resistente y que...
ALEX: Precisamente a eso me refiero cuando hablo de respeto. Cada cual tiene su modo de hacer la vida. Cuando yo vi que mi modo era distinto me largué y eso no fue un pecado. Era yo, mi vida, Gerardo...
GERARDO: Tu siempre fuiste distinto a mí, con tus ideas de izquierda y tu independencia. ¿Cuántas veces oíste a papá quejarse de su trabajo?....tres, cinco, diez....¿No importa, verdad? Yo lo oía todos los días, a la hora que llegara a la casa, siempre había quejas....Según papá, su jefe iba a acabar con su vida y repetía constantemente su deseo de irse a otro trabajo, pero no se iba.
ALEX: Yo pienso que en el fondo te complacía escucharlo, de lo contrario...
GERARDO: No seas injusto.
ALEX: Es la verdad Gerardo.
GERARDO: A veces llegaba cansado, me dolía todo el cuerpo, era como si tuviera el ruido del puerto encerrado en la cabeza. Me gustaba acostarme en el sofá y oír la radio, hora tras hora sin que nadie me molestara. Pero no, Alex. El tiempo había pasado y ya papá estaba viejo, si hablaba lo hacía gritando, manías de sordo, claro.
ALEX: Tampoco puedes culparlo de eso.
GERARDO: Pero yo era un ser humano que sólo pedía tranquilidad. En algunos momentos Alex, llegaba a odiarlo a muerte, ¿sabes? Y me imaginaba agarrando un maletín y largándome, pero en el fondo sabía que eso no iba a suceder nunca.....Después, venían los sentimientos de culpa que me apretaban el pecho y la garganta. Yo quería entonces levantarme y decirle que yo....bueno, que yo lo quería, que me perdonara, pero tampoco eso pasaba, a veces pienso que nunca pasó nada.

ALEX: Gerardo, tienes que reconocer que nada de lo que pasó yo lo provoqué, eres injusto conmigo....
GERARDO: No lo sé, pero a ti también te odié muchas veces, sobre todo cuando te veía cruzar la puerta, sonriente, vestido todo de blanco. Al final, tú eras el simpático, el mejor parecido. El que tenía cantidad de amigos que te querían y eran tus seguidores. Nunca se me olvida una de esas veces en que papá estuvo muy enfermo y tú te fuiste a la playa. Cuando yo te pedí que te quedaras, ¿recuerdas cuál fue tu respuesta?
ALEX: No.
GERARDO: Que lo que iba a pasar, pasaría contigo en la casa o fuera de ella.
ALEX: Y tenía razón. No podía atarme a la pata de la cama de papá.
GERARDO: Si, desde que tuvimos uso de razón comencé a comprender que papá no era un hombre saludable, pero después que te fuiste todo empeoró, a veces parecía un niño, se quejaba constantemente.
ALEX: Se quejó siempre
GERARDO: Siempre. Una de las cosas que más me dolía oírle decir era que había sacrificado toda su vida por nosotros, pienso que dependiendo de las circunstancias su sacrificio era un dolor o un orgullo.
ALEX: Si eres capaz de comprender esas cosas, ¿por qué te la tomas conmigo? Puede ser cruel, pero yo nunca le pedí el total sacrificio por mí. Todo lo contrario, después de la muerte de mamá, pensé que un día se casaría, que llevaría una vida distinta, bueno, normal quiero decir, pero no, se quedó allí encerrado entre cuatro paredes, consumiéndose y después yo tuve que cargar con las culpas....no, simplemente no me daba la gana.
GERARDO: Pienso que en el fondo siempre le he temido a la vejez. ¿Sabes? Muchas veces me quedaba viéndole las manos y sentía una especie de repulsión o de dolor que no sabía definir con claridad, luego cambiaba la vista y pensaba que no era justo, ni su estado ni mis pensamientos.
ALEX: Claro que la vejez es algo muy cruel, mucho más cuando se vive como vivía papá.....(Acercándose) Escucha Gerardo, tú sólo debes pensar una cosa, que lo que hicimos era la única solución para remediar la situación en que se encontraba.
GERARDO: Pero no lo hicimos por él, lo hicimos por nosotros
ALEX: También. ¿Pero quién nos dice que esto no es justo? Fíjate, tú me dices que si hubiera sido yo, me habrías consultado antes de tomar cualquier decisión, lo habrías consultado y de mutuo acuerdo hubiéramos buscado la mejor salida para una situación de años. Dime, dime ahora qué otra salida podríamos haber conseguido que no fuera matarlo.
GGERARDO: No lo sé Alex. Preguntando así de pronto no sabría qué responderte, pero pienso que no es justo bajo ninguna circunstancia quitarle la vida a quien nos la dado.
ALEX: Muy bien, de acuerdo. ¿Pero tú piensas que yo decidí esto a la ligera, de un día para otro? No. Alba es mi mejor testigo. Fueron las noches de insomnio pensando cuál era la mejor forma de acabar con él, sin darle la oportunidad de que se enterara.
GERARDO: De todas formas, yo creo que hemos sido injustos.
ALEX: Otra vez. Ah no, ya basta Gerardo. Me paso el tiempo oyendo tus quejas, que si te dejé solo, que papá te hacía la vida imposible, que si nunca has podido sentirte libre. Entonces vengo aquí con una solución en las manos, entiéndelo, una solución a tu problema de libertad y una solución para mi problema de dinero, y encima te quejas. Te parece que no fue el mejor procedimiento. Gerardo, por Dios, ¿qué es lo que quieres? Te juro que no te entiendo, a veces me haces perder el control.
GERARDO: Sólo he estado pensando en voz alta.
ALEX: ¿Pensando en voz alta? Que bien Gerardo, si esos son tus pensamientos, ¿qué puedo esperar entonces?
GERARDO: Es que no concibo mi libertad a costa del sacrificio de los demás.
ALEX: Pero sí a costa de tu sacrificio.
GERARDO: Es preferible.
ALEX: No es cierto, sabes muy bien que no es cierto.
GERARDO: Sí lo es.
ALEX: Entonces, ¿por qué me echas en cara tus desgracias?
GERARDO: Es que....
ALEX: Nada Gerardo. En el fondo, como yo, prefieres el sacrificio de los demás. Lo que sucede verdaderamente es que mucho más fácil es, echar la culpa a los demás, que aceptarla.
GERARDO: Siempre me has despreciado
ALEX: Mentira
GERARDO: Sí, me has despreciado
ALEX: Tu mismo te menosprecias, lo cual es distinto y quizás menos agradable.
GERARDO: Es que no sirvo para nada
ALEX: Gerardo, no quiero jugar al bebé ofendido.
GERARDO: Nunca he podido ser lo que tú esperabas, ni tampoco lo que esperaba papá.
ALEX: LO verdaderamente importante, es que seas lo que tu quieres ser
GERARDPO: ¿Pero cómo?
ALEX: Eso no te lo puedo decir yo
GERARDO: ¿Por qué?
ALEX: Porque só0lo tú lo puedes decidir.
Gerardo: Alex, Necesito que me ayudes. Ya no puedo más. Entiéndelo.
ALEX: ¿Qué quieres que haga?
GERARDO: No losé. No lo sé.
ALEX: ¡Gerardo!
GERARDO: Bueno, mátame si quoieres
ALEX: ¿Qué?
GERARDO: Mátame
ALEX: ¿Cómo que te mate, pero estás loco?
GERARDO: Es que ésas son tus soluciones, matar a la gente
ALEX: ¿Qué quieres?, o soy yo o son los otros. Gerardo, para ir por la vida hay que hacerlo con los pantalones bien puestos. Tú piensas que para mí todo es muy fácil. No Gerardo, yo he tenido que luchar y romperme el pecho para ganarme cada una de esas cosas que tú siempre me has reprrochado.

GERARDO: S+í a tu manera.
ALEX: Pero por supuesto, cada quien lucha a su m,anera. ¿Cómo querías que luchara, a la tuya? No Gerardo, no podía. Si hubiera luchado a tu manera me hubiera quedado en medio de la calle de cualquier ciudad mugrienta. Tú no sirves ni servirás nunca para vivir como yo he vivido. Lamentablemente parece ser que es verdadque yo soy el fuerte y que tú eres el débil. Y en todas partesw es lo mismo, los fuertes y lod débiles. El mundo es de los que saben vivir, de los que aprenden a cortarle la cabeza al vecino, por más cruel que te parezca. Así que creo que esto es lo mejor que ha podido sucederte. Cuando salga el sol, Alba y yo nos iremos y a ti te tocará la segunda parte del trabajo, cerrar herméticamente el faro.
GERARDO: ¿Y lo dejaremos aquí adentro?
ALEX: ¿Es que acaso quieres que hagamos un funeral?
GERARDO: No, pero aquí empezará a descomponerse y estará solo.
ALEX: Si quieres saber cuál es el olor de la muerte, puedes quedarte, pero Aslba y yo nos vampos.
GERARDO: ¿Y no le va a doler?
ALEX: Está muerto Gerardo, está muerto. Ya no siente nada, le puedes pasar un tractor por encima si te da la gana, que no va a enterarse.
GERARDO: ¿Crees, entonces, que será lo mejor?
ALEX: Sí, Gerardo, es lo mejor. Si algún día lo descubren ya estaremos muy lejos.
GERARDO: Pero ahora sí podré irme contigo, ¿Verdad?
ALEX: No, ahora menos que nunca. ¿Cómo vas a querer irte conmigo? Esta es tu oportunidad Gerardo. Puedes hacer tu vida como quieras sin tener que pedirle permiso a nadie.
GERARDO: ¿Perpo a dónde voy a ir?
ALEX: No lo sé Gerardo, ése es tu problema
ALBA: ¿Qué hora es?
ALEX: No lo sé. Deben ser como las cuatro de la mañana.
ALBA: Que noche tan larga, me parece que ya no amanece.
ALEX: Es psicológico. Ustedes se han involucrado demasiado en esto. Convinimos en que no sería así.
ALBA: Es que no soy de piedra.
ALEX: Yo sí. (Irónicamente) ¿O es que acaso no te has dado cuenta que te acuestas cada noche con una piedra?
ALBA: Un día Alex.....te lo advierto. Un día me voy a quedar muda para el resto de mi vida y no lograrás hacerme articular palabra.
ALEX: Sería lomejor que me podría suceder.
ALBA: Claro, pero tú también tendrás que quedarte mudo, porque al ver que yo no te respondo, llegará el día en que no quieras hablarme.
ALEX: Deja ya de decir tonterías
ALBA: No son tonterías
ALEX: Entonces deja de reflexionar tan profundamente.
ALBA: Alex....
ALEX: Ven acá, ven acá, no protestes tanto y recuerda sólo una cosa. En dos días más, estarás viviendo como una reinma.
ALBA: eso me lo dices todos los días, desde que te conozco.
ALEX: Bueno, tú sabes mejor que nadie qu las cosas no han sido f´saciles, pero yo soy un luchador incansable uy aquí me tienes, con todo este dinero en mi poder. (Se suelta una pequeña bolsa de cuero que lleva amarrada a una trabilla del pantalón) Tómale el peso.
ALBA: (Tooma el peso de la bolsa) ¿Cuánto dinero hay aquí?
ALEX: A ciencia cierta no lo sé. Pero es bastante.
ALBA: ¿Cómo hizo el viejo para reinirlos?
GERARDO: ¿Y Alex no te lo ha contado todavía?
ALBA: No. ¿Cómo lo reunió?
ALEX: Gerardo iba de noche al cementerio del puerto
ALBA: ¿A qué?
ALEX: En el puerto vivían muchos corsos, se decía que tenían oro guardado.
ALBA: ¿Los corsos? Alex: Sdí, no me preguntes de dónde lo habían sacado. Sólo sé que se hablaba algo de la guerra....qué sé yo. Gerardo y yo todavía éramos muchachos cuando algunos de ellos murieron a causa de una epidemia. ¿Qwué era, Gerardo?
GERARDO: No sé, no lo recuerdo.
ALEX: LO ciertop es que se comentaba que ewran enterrados con sus posesiones al lado. Muchos de ellos no tenían familia, por lo tanto, se consideró casi una injusticia el que aquel dinero se reparytiera....Por supuesto, íbamos a todos los entierros para saber exactamente en qué lugar era enterrada la víctima. Después de dos días Gerardo iba al cementerio y volvía a la casa ya amaneciendo con el dinero en las manos.
ALBA: ¿Eran grandes cantidades?
ALX: No, no eran muy grandes, pero de a poco llegó a reunirse todo esto y supongo que mucho más, pero algo deben haber gastado.
ALBA: Gerardo.
(Gerardo permanece en silencio)
ALEX: Gerardo, Alba te está hablando.
GERARDO: Ah perdón, no te vescuché. Es que estabapensando.
ALEX: ¿En qué?
GERARDO: (Camina de un lado a otro).....En qué hiciste con las pastillas.
ALEX: Las eché por la ventana. A estas horas ya deben estar en el fondo del mar. Era lo lógico, no querrás que dejemos evidenciaS, ¿VERDAD?
Gerardo: ¿y NO HABRÁN QUEDADO RESTOS EN EL FONDO DEL VASO?
ALEX:: ¿Del vaso?
GERARDO: Sí, del vaso en que le diste el vino
ALEX: NO creo
GERARDO: Pobre papá. Estaba tan contento de verte. Se sonreía. Ya hasta había olvidado que sonreía porque patra mí sólo tenía reclamos. Bueno, estaba tan contento que hasta se bebió ese vaso de vino. Creo que tenía como cinco años que no tomaba, decía que el alcohol le producía pesadillas. Jamás podría imaginarseque ese vaso contenía veneno, puesto allí por sus propios hijos. Su Dios adorado.
ALEX: ¿Tú tienes el vaso?
GERARDO: ¿Yo?
ALEX: Sí imbécil. ¿Dónde pusiste el vaso?
GERARDO: Yo no lo tomé
ALBA: Creo que el viejo se lo llevó en la mano
ALEX: ¿En la mano?
ALBA: Sí, recuerda que estaba sentado allí en la mesa. DE pronto dijo que se sentía mal y se fue a acostar, a lo mejor se llevó el vaso con él.
ALEX: Bueno, entonces alguien tiene que entrar allí y traer el vaso.
GERARDO: Yo no. No voy a entrar. Eso te corresponde a ti
ALBA: No hay problema, entraré yo. (Se dirige decidida a la puerta. Cuando est+á a punto de entrar Alex corre y la sujeta del brazo)
ALEX: No Alba, tú no.
ALBA: ¿Cómo qué yo no?
GERARDO: ¿Qué quieres?, que sea yo el que entre, ¿verdad?
ALEX: No. No es eso.
GERARDO: Entonces, ¿qué es?
ALEX: Nada. Nada. Sólo que me parece que lo más lógico es revisart primero aquí afuera. A lo mejor está por aquí en algún sitio y no lo hemos visto.
GERARDO: Tu sabes que eso no es cierto.
ALEX: Cállate.
GERARDO: Si esto fuera una obra de teatro el público pensaría que ha llegado el momento de que se intercambien los papeles.
ALBA: Gerardo, éste no es momento de discusiones, lo que tenemos que hacer es encontrar el vaso. (Se desplazan los tres de un lado a otro. Despuyés de un momento no han encontrado nada)
ALEX: No está
GERARDO: Claro que no.
ALBA: Bueno, voy a entrar.... (Alba cruza el umbral, Gerardo y Alex se quedan en silencio mirándose fijamente, Alba aparece enseguida con el vaso en la mano)
ALBA: Aquí está.
ALEX: ¿Qué hiciste?
ALBA: Nada. Estaba en el piso al lado de la cama.
GERARDO: ¿Y él?
ALBA: Bien...
GERARDO: ¿Cómo bien, no está muerto?
ALBA: Claro Gerardo, no seas tonto. Claro que está muerto, pero ¿cómo quieres qué te responda? (Ahora es Alex quien mira a través de la ventana)
GERARDO: No sé ....¿huele mal?
Alba: no.
GERARDO: Es que todavía no se descompone.
ALBA: Supongo que es muy pronto
GERARDO: Sí, es posible
ALBA: ¿Qué hacemos con el vaso?
ALEX: (Voltéandose hacia ellos) Dámelo
ALBA: ¿Qué vas a hacer?
ALEX: Echarlo por la ventana (Alex toma el vaso y lo bota por la ventana)
ALBA: Dejó de lolover, ahora sí que empieza a amanecer.
GERARDO: Siempre me imagino todo un ejercito de gusanitos caminando por el cuerpo de los muertos y me dan escalofríos. Se imagina ir descubriendo un esqueleto a mordisquitos. Y tanta importancia que la gente le da a un cuerpo o a una cara, para después quedarse ridículamente presentables. En puros huesos. Esa es una de las mayores itonías de la vida.
ALBA: Olvídalo
GERARDO: Cuando era pequeño me gustaba acostarme debajo de la mesa, me imaginaba que era la tapa de mi urna.
ALBA: ¿Y qué sentías?
GERARDO: Cualquier cosa
ALBA: ¿Cómo cualquier cosa?
GERARDO: Miedo, alegría....qué sé yo.
ALBA: GERARDO....¿Hasta cuándo lo hicoste?
GERARDO: No lo sé. Un día ya no lo hice más y se acabó....se acabó...se acabó.

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